Tecnologías aplicables
a la construcción verde
Juan Fernando González G..

Los avances tecnológicos se
aprecian como elementos que facilitan
la vida del ser humano. La
experiencia dicta que no siempre
ha sido de ese modo; pero hoy,
necesitamos más de la ciencia
para mejorar nuestro entorno.

Pronto, la mayoría de los científicos dedicarán la mayor parte de su tiempo a inventar sistemas de reciclaje de alimentos que se puedan instalar fácilmente en cualquier vivienda.

    

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Muchas compañías lucharán por construir sistemas lumínicos que ahorren energía al máximo, mientras que los desarrolladores de vivienda buscarán al mejor proveedor de celdas fotovoltaicas y calentadores solares.
Es un hecho, la tecnología tomará el liderazgo en estos rubros dejando de lado las investigaciones en torno a la telefonía celular, los videojuegos o los aparatos electrodomésticos, toda vez que lo urgente tiene derecho de piso sobre lo demás.

Tecnología verde
Durante la celebración del segundo Seminario de Vivienda Sustentable-Cambio Climático y Desarrollo Habitacional, que formó parte WORLD OF CONCRETE México 2007, diversos investigadores de prestigio hablaron de la importancia que tiene la tecnología para hacer que las viviendas se conviertan en espacios más habitables, con el confort necesario para el bienestar del ser humano y con los elementos tecnológicos que impidan la degradación del medio ambiente y el exagerado consumo de los recursos naturales no renovables. Asimismo, llamaron la atención sobre la gran oportunidad que ofrece la naturaleza para aprovechar el sol o el viento como generadores de energía y usar materiales de bajo costo aplicables a viviendas urbanas y rurales para generar un mayor confort y evitar las inclemencias de climas extremosos.
El doctor David Morillón Gálvez —investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México— explicó en ese evento que es necesario contar con instrumentos para saber si una tecnología o un material utilizado merece poseer el título de ‘sustentable’. Generalmente, dijo, tenemos buenas intenciones cuando hablamos de materiales adecuados, pero nos falta tener información para saber si realmente nos van a representar un beneficio, principalmente ambiental.
Cuando hablamos de vivienda sustentable, abundó, “escuchamos que se van a incluir en la construcción materiales con capacidad aislante, tecnologías para el aprovechamiento solar, el diseño ambiental o bioclimático adecuado, con sistemas pasivos para tirar el calor, control solar en las ventanas, tecnología para la iluminación eficiente, pero hay que preguntarse si todo esto es conveniente para una edificación sustentable”.
Morillón Gálvez, ex presidente del Asociación Nacional de Energía Solar (ANES), enfatizó que hay varios métodos para identificar la sustentabilidad de una construcción, uno de ellos es el del impacto ambiental, y otro más relacionado “con indicadores en donde se parte de una línea base con valores, para que se aprecie con claridad si eres sustentable o eres de los más consumidores. Otro de los métodos es el análisis del ciclo de vida, en especial la ISO 14041, que tiene que ver con esta parte; también hay que considerar las decisiones multicriterio, que se refieren a saber qué pasa cuando se contrapone una decisión con otra, por ejemplo en el caso de que se elija un material que en su generación contamina mucho, pero que una vez que lo esté utilizando ofrece un beneficio”.

Tener una edificación sustentable tiene beneficios conocidos ya por muchos sectores de la industria de la construcción. Se sabe con claridad y se remiten a “tener ahorro de energía, de gas, agua y de dinero en la operación de la vivienda y hasta en el recibo de energía eléctrica. Si mejoramos la calidad térmica de la vivienda, sobre todo en las costas y el norte del país, el edificio será más fresco y no necesitará aire acondicionado. Del mismo modo, ayudará ampliar los espacios verdes y mitigar la producción de los gases efecto invernadero mediante el ahorro de energía proveniente del gas o el petróleo.
Si sumamos elementos ahorradores del sol que impacta a una casa, utilizamos sombreadores en las ventanas, aleros, y aislante en el techo, y también vegetación para que se sombreen las fachadas, así como una pintura reflejante que impida la llegada del calor, con todo ello tendríamos una vivienda que no gane tanto calor, una casa confortable que no requiera un aire acondicionado, con lo cual ahorraría 1837 kilowats hora y dejaría de emitir 1.29 toneladas de CO2 a la atmósfera por cada vivienda”, concluyó Morillón.

El menú verde en la vivienda

Minimizar el uso de recursos naturales.
Disminuir los residuos sólidos, a partir de sistemas de reciclaje para la cocina.
Controlar la erosión y minimizar el impacto del suelo, al tiempo de manejar
eficientemente las aguas de lluvia.
Aumentar la eficiencia energética y conservar el agua.
Reducir el mantenimiento.
Mejorar la calidad del aire interior.
Controlar la humedad y la ventilación.
Usar materiales ecológicos.
Asegurar planificación y uso de suelos adecuados.

Experiencia peruana
Los países latinoamericanos compartimos una historia trágica en muchos sentidos; la pobreza y el desequilibrio son, quizá, los rasgos más notables de nuestro mapa genético socioeconómico. Sin embargo, en sentido contrario a este panorama es justo decir que muchos de los avances tecnológicos que se desarrollan en una parte de nuestro continente pueden adquirir carta de naturalización en otro lado. La ingeniera civil Raquel Barrionuevo Sánchez de Machicao, egresada de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), de Perú, también participó de la charla en torno a las tecnologías aplicables a la construcción verde y narró la experiencia del país sudamericano.
“Vengo de un país con gran diversidad de climas, materiales y sistemas constructivos; formo parte de un país que es autoconstructor desde tiempos antiguos. Sin embargo, es necesario destacar que en las culturas pre-incas ya había conceptos de diseño bioclimático. Nuestros antepasados manejaban muy bien las tecnologías, usaban construcciones de adobe con muros anchos en la zona de la costa y la sierra.
“En Machu Picchu se puede ver la orientación en relación al sol, pues los habitantes de aquel tiempo no veían a los elementos de la naturaleza como dioses, sino como a sus padres: la madre tierra, el padre sol, los vientos, todo eso tenía que ver con su vida y las construcciones estaban muy bien concebidas dentro de este concepto”.

De manera natural, dijo la especialista con estudios de posgrado en Suecia, Inglaterra y Holanda, “en la zona costera de Perú los habitantes construyen por sus propios medios, pero con conceptos bioclimáticos ya que en la parte frontal de las viviendas siempre hay un portal o galería para protegerse de lasradiaciones solares; techos de dos aguas para protegerse de las luvias y ventanas con persianas de madera para controlar el viento y el calor”.

La Quincha Peruana

La palabra quincha, en el vocabulario quechua, esta vinculada al uso de la caña. En ciertas partes de América Latina se llama comúnmente quincha a los procedimientos constructivos que utilizan cañas para conformar osamentas generalmente simples.
La quincha tradicional peruana puede clasificarse como: entramado pesado de madera y osamenta generalmente tejida de caña.
Desde épocas antiguas, se utilizó este sistema en la construcción de la vivienda campesina. Su estructura estaba constituida por ramas y troncos de árboles en rollizo, unidos entre sí por medio de fibras vegetales. Sobre este armazón se disponía un tejido de cañas para formar las paredes que luego se empastaban con delgadas capas de barro. Fue usada principalmente en la región litoral o costa donde los recursos en caña eran relativamente abundantes, y las condiciones climáticas propicias para su empleo.
La quincha tradicional legítima es un sistema constructivo que puede clasificarse como entramado pesado con postes interrumpidos de madera, y osamentas tejidas de cañas, juntas, verticales, sobre montura horizontal y axial.
La quincha prefabricada con paneles modulares. La excepcional resistencia de la quincha tradicional peruana, tanto al tiempo como a los sismos, inspiró a los diversos centros de investigación peruanos a rescatar lo mejor de este antiguo sistema constructivo, adaptándolo a las exigencias modernas y técnicas mixtas de construcción en tierra, como una solución para la vivienda de muy bajo costo.
Se estudiaron principalmente dos sistemas de quincha prefabricada: Un sistema de quincha prefabricada llena, desarrollado por el Instituto Nacional de Investigación y Normalización de la vivienda (ININVI) en colaboración con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI); un sistema de quincha prefabricada hueca, desarrollado por la Pontificia Universidad Católica del Perú en colaboración con el Sistema Nacional de Defensa Civil.

En su momento, Barrionuevo Sánchez expuso una serie de cifras que llaman a la reflexión pues, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), sólo el 10 de la construcción formal la realizan los profesionales de este rubro, y el resto se inscribe en el renglón de la autoconstrucción con todo lo que ello implica.
La gente no tiene capacidad económica, señaló la especialista, “y construyen su vivienda propia, evidentemente con grandes deficiencias técnicas, sin ningún confort y con grandes problemas en casos de desastres, como sismos o inundaciones.
Hay que trabajar en este sector y, por otro lado, ver que la necesidad urgente de vivienda hace que nos olvidemos del confort. Actualmente vemos que las normas técnicas, inclusive las oficiales, reducen las áreas y por ello son cada vez más pequeñas las viviendas. Los que autoconstruyen construyen poco a poco, invaden terrenos, en 40 años tienen la vivienda terminada, pero ha surgido un nuevo actor en la autoconstrucción, la micro empresa que empieza a producir componentes para vivienda, en este caso viviendas de madera, y en el sector rural es lo mismo, es un sector informal del que normalmente el gobierno no se ocupa ni de la gente que no tiene acceso al crédito ni de la gente que vive en el campo”, puntualizó.

La caña, material sustentable y resistente

La ingeniera peruana revela que desde hace tiempo se ha consolidado el uso de la caña, o quincha, en su país. “Es una de las tecnologías que hemos estudiado en su modalidad prefabricada, porque la caña es el único material que podemos ver crecer 40 centímetros”. Su resistencia ha sido aprobada en muchos laboratorios en el mundo, enfatizó la experta, como China, Inglaterra y Alemania en donde se han hecho y hacen megaconstrucciones; en nuestro continente se conoce y aplica en Colombia, Costa Rica, Ecuador. “Nosotros propusimos paneles de quincha prefabricada, paneles de madera rellenados con este material, y en cada caso se han hecho fichas técnicas que han sido divulgadas en proyectos didácticos y demostrativos. Hemos usado también la caña para un techo ecológico, lo que nos valió el Premio Nacional a Prototipos de Innovación Tecnológica, el cual ha sido replicado en Barcelona y Madrid, en el Salvador, en Honduras y Colombia.
Se trata de algo muy simple: se hace una malla de caña con un revestimiento de una capa de barro y un material impermeabilizante. En el laboratorio hemos hechos pruebas sísmicas y hemos puesto cargas y ha resistido hasta tres toneladas; creemos que resiste fácilmente mucho más. Un auto compacto del tipo Volkswagen pesa una tonelada, así que es como si hubiéramos puesto tres autos encima del techo”. Sin duda alguna, ejemplos como los de la República Peruana alientan a los investigadores latinoamericanos a unir esfuerzos y establecer propuestas conjuntas ante sus gobiernos, que coincidan con la conclusión de la doctora Barrionuevo Sánchez:

“Debemos hacer vivienda habitable y confortable, viviendas dignas con diseños bioclimáticos como los que nos legaron nuestros antepasado”, concluyó.