una estrategia global que busca ordenar el sistema de recolección,
transportación y reciclaje de los sistemas sólidos que
diariamente se producen en la Ciudad de México.
“Dentro de ese universo —señala el especialista—
se identificó al cascajo como uno de los problemas más
importantes y algo al que nadie le hacía caso, a pesar de que
está presente en todos los asentamientos irregulares. Resulta
que sólo tenemos un relleno sanitario, que es un sitio autorizado,
por lo que los actores del proceso de generación, transportación
y almacenamiento de residuos de este tipo de materiales no se preocupan
y lo tiran donde sea, en las calles, en barrancas, en parques, en lotes
baldíos, en cuerpos de agua y carreteras, con el argumento de
abaratar sus costos.
Empezamos a ver los números y nos dimos cuenta que tenemos un
problema fuerte, que puede oscilar entre 4 mil y 6 mil toneladas diarias,
aunque oficialmente los responsables del Bordo Poniente aceptaron que
reciben tres mil toneladas. Sin embargo, esa es la que reciben, no toda
la que se produce y tampoco la que se lleva clandestinamente al Estado
de México”.
PLANEACION ANTE TODO
“Hemos tomado acciones específicas para resolver los problemas
ambientales, como es el caso del aire, y después de 15 años
la mejoría se ha notado”, dice el también biólogo
de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma
de México, quien explica que en materia de residuos se tienen
apenas tres años trabajando. “La Secretaría del
Medio Ambiente del Distrito Federal ha tratado de sensibilizar a todos
los sectores de la industria de la construcción para que tengan
en cuenta que se puede reciclar un gran porcentaje de los materiales
de residuo, y que sólo se requiere un poco de interés
para poder separarlos adecuadamente. El transportista que es contratado
por el generador tiene la obligación de transportar los materiales
separados, dice el funcionario ambiental, quien puntualiza: “sabemos
que esto va a impactar el costo, pero finalmente el precio será
menor al costo que invierte el gobierno para remediar el problema.
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Optamos por tener un control indirecto de los transportistas —dice
Gasca Álvarez— y se pensó en hacer un listado en
el que se estableciera quiénes estaban autorizados y quiénes
no, pero nos hemos negado simplemente porque eso se presta a la creación
de un nuevo punto de corrupción; es por ello que sore esa lógica
decidimos que hubiera un manifiesto de entrega-recepción, similar
al usado en el manejo de los residuos peligrosos, en donde el generador
le entrega un documento al transportista en el que se especifica la
cantidad de residuos que llevará y el destino del material.
Aquí entra en escena el receptor del residuo, el cual tiene que
sellar en original ese manifiesto y reportar a la autoridad que lo está
recibiendo. Así cruzamos la información, de tal forma
que el generador pueda demostrar ante la secretaría que cumplió
con el mandato. Si eso no se da, entonces sabremos que es por causa
del transportista, lo que nos da la posibilidad de multar al generador
ya que él es corresponsable de seguir la línea de residuos
que se produjeron. Hay un control indirecto que es maravilloso porque
si yo multó al generador, ¿tu crees que va a volver a
contratar al mismo transportista?”
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