Mirando hacia arriba

Victoria Orlaineta
Fotos: Cortesía Despacho Gilberto Rodríguez
(Alejandro Rodríguez y Jorge Taboada).

La vivienda vertical es una alternativa para aprovechar el suelo y la red de servicios existentes de agua, transporte y electricidad. Con 95 metros de altura la Torre Miravalle es el edificio residencial más alto de Monterrey y con el cual se inicia en esta norteña ciudad un auge en lo que a edificios altos residenciales se refiere.

 

    

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Los edificios altos han sido durante largo tiempo un fenómeno en el horizonte de las ciudades alrededor del mundo. El crecimiento disperso y difuso que tienen nuestras urbes se debe afrontar con propuestas de vivienda vertical, donde se aprovechen los servicios de infraestructura existentes y se promuevan menores desplazamientos dentro de la ciudad ya que concentran en poco espacio un mayor número de viviendas ofreciendo mayores áreas libres y ajardinadas, optimizando así el suelo urbano.

Mercado inmobiliario
Tras años de escasez de créditos hipotecarios. Sin duda alguna, en el país, en general, existe una gran demanda de compra y venta de viviendas, siendo el mercado inmobiliario un área fértil para el desarrollo de proyectos. La zona metropolitana de Monterrey, en el estado de Nuevo León, rebasa los 4 millones de habitantes distribuidos en un territorio de 4,030 km2, convirtiéndola en la segunda área conurbada más grande de México, después de la Ciudad de México.

Cuando se comenzó el proyecto de la Torre Miravalle —iniciado en 2003 y concluido en 2005—, Monterrey apenas comenzaba a tener auge en lo que a edificios altos residenciales se refiere. De hecho la Torre Miravalle es el edificio residencial más alto de la ciudad con 100 metros de altura, y el tercero a nivel general, después de los edificios de oficinas Parque Torre 1 (1996), con 115 metros de altura y Parque Torre 2 (1998), con 98 metros de altura; la precede el Edificio Latino (1965) con 94 metros de altura, también de oficinas. Resulta importante destacar que el resultado fue un gran éxito comercial, debido a que ofrecía al mercado un producto con grandes beneficios, con precios competitivos.
A partir de entonces, en la zona existe un gran movimiento de edificios altos que buscan atacar mercados similares; en donde se permiten densidades altas y no hay restricción de altura. En el resto del área metropolitana existe actualmente un boom en la construcción residencial vertical para el mercado de nivel alto.

Una propuesta vertical
Ubicado en la colonia Miravalle —zona de alta plusvalía, cerca de una conocida plaza comercial del mismo nombre— el predio de 8,500 metros cuadrados contaba con una espectacular vegetación, con árboles de nogal de hasta 25 metros de altura, poco usual en una ciudad que se distingue por sus paisajes áridos. Por ello, uno de los principales objetivos que se plantearon fue el de tratar de preservar al máximo las áreas verdes existentes, a lo que se agregaba las excelentes vistas hacia la Sierra Madre que se podían disfrutar tanto al norte como al sur del terreno, tomándose además la decisión de diseñar un esquema vertical que ocupara el menor porcentaje de área del terreno.
Con un uso exclusivamente residencial, el edificio —proyectado por el despacho de arquitecto Gilberto Rodríguez— se resuelve en un esquema de cuatro departamentos por planta, en dos secciones de dos departamentos cada uno ligeramente desfasadas, dando una mayor ligereza a la volumetría final. El núcleo de circulaciones verticales es un volumen al centro con tres elevadores y dos escaleras que los integra al centro. Siendo un total de 84 departamentos de 160 metros cuadrados y 4 penthouses de 320 m2, en una torre de 26 niveles más 3 sótanos de estacionamientos, que incluyen dos cajones techados por departamento y una pequeña área de almacenaje. En total se trata de 21,400 metros cuadrados construidos.

  Datos de Interés

Ubicación de la obra: Colonia Miravalle, Monterrey, Nuevo León.
Fechas de construcción: 2003 – 2005.
Superficie terreno: 8,150 m2.
Superficie construida: 21,400 m2.
Proyecto Arquitectónico: Gilberto L. Rodríguez (GLR Arquitectos).
Diseño de Interiores: Bárbara Lobería.
Colaboradores: Bernardo Chapa, Oscar O’Farril, Tomás Güereña, Joaquín Jenis, Caty Fernández.

Para adecuarse a las necesidades de cada familia, hay opciones de departamentos de dos o tres recamaras con estudio, además de sala, comedor, cocina, lavandería y cuarto de servicio. Los departamentos se entregaron con acabados de alta calidad para ofrecer la mayor comodidad y satisfacción a sus habitantes, quienes pueden disfrutar de espectaculares vistas y de luz natural, prácticamente desde
todas las áreas: sala, comedor, estudio y recamaras.
Como atractivo adicional, buscando fomentar la convivencia y el entretenimiento de sus residentes, el proyecto cuenta con alberca, gimnasio, salones polivalentes y un pabellón para fiestas inmerso en los más de 5,000 metros cuadrados de jardín que se logró conservar, más del 50 por ciento de la superficie total del terreno.

La fuerza del concreto
El terreno es predominantemente plano, con una buena capacidad de carga. La Torre se ancla al suelo con 34 pilotes de acero que penetran a una profundidad de 35 metros.
Antiguamente, al hablar de edificios altos, inmediatamente se les asociaba con una estructura en acero. Hoy esta tendencia se ha revertido. En este caso, la estructura de la Torre Miravalle tiene una importante presencia del concreto, a base de losas postensadas, al igual que la losa de cimentación, la cual fue la primera que se construye en su tipo en la ciudad de Monterrey. Al respecto, el autor del proyecto señala: “La
principal razón fue el alto precio del acero, que hacía cada vez más costoso construir con losas de casetones convencionales”. Es por ello que tras realizar un análisis de costos se decidió irse por una estructura postensada, a pesar de estar en una ciudad conocida por su alta producción de acero, y que además les permitió obtener plantas más libres con un solo entre eje.
Los materiales que se utilizaron —además de concreto reforzado— fueron aluminio y vidrio.
En el exterior, la fachada quedó conformada con prefabricados de concreto de diversas texturas en tonos gris y blanco. Para las partes de las fachadas que requerían ventilación natural, como escaleras de emergencia y los equipos de aire acondicionado, se colocaron louvers de aluminio. Asimismo se colocaron grandes áreas de vidrio doble templado de baja emisividad (Low-e), a fin de lograr las espectaculares vistas, sin comprometer el buen funcionamiento climático de la Torre.

Un paso hacia arriba
Con gran experiencia en el desarrollo de proyectos residenciales de nivel alto, la oficina de arquitectura & diseño urbano del arquitecto Gilberto Rodríguez —oriundo de Monterrey y egresado del ITESM y con estudios de posgrado en la universidad de Harvard— fue asignado directamente para desarrollar el proyecto de la Torre Miravalle, gracias a otro edificio más pequeño diseñado por Rodríguez, que convenció al cliente.
“Para nuestro despacho este proyecto significó un gran salto en escala respecto a los proyectos que estábamos habituados a hacer —comenta el entrevistado—. Debo decir que este proyecto fue para nosotros una etapa de mucha madurez profesional y aprendizaje y nos sentimos plenamente satisfechos con los resultados”, concluye el arquitecto Gilberto L. Rodríguez.
Cabe decir que la Torre Miravalle fue seleccionada dentro de los tres finalistas a nivel nacional del concurso Obras CEMEX 2007.

Tendencias de vivienda
En la actualidad, aproximadamente el 95 por ciento de las viviendas son horizontales. Durante los años setenta, el crecimiento de unidades verticales fue exponencial, pero no de manera integrada, por lo que ahora se requiere conjugar ambos esquemas y articularlos. En la actualidad, la edificación de la vivienda vertical es el modelo de desarrollo urbano de la vivienda que se sigue en otros países. Es indispensable analizar las ventajas de modificar usos, destinos y densidades de predios actualmente subutilizados.
Sin embargo, la vivienda vertical no representa una solución a los problemas de las ciudades por sí sola; por el contrario, puede ser riesgoso en caso de no llevarse a cabo políticas correctas de planeación. De ahí que se requieren de una diversidad de actores y de una relación entre el marco jurídico de planeación y de políticas específicas entre las instituciones de vivienda y los gobiernos locales.