Los edificios altos han sido durante largo tiempo un fenómeno
en el horizonte de las ciudades alrededor del mundo. El crecimiento
disperso y difuso que tienen nuestras urbes se debe afrontar con propuestas
de vivienda vertical, donde se aprovechen los servicios de infraestructura
existentes y se promuevan menores desplazamientos dentro de la ciudad
ya que concentran en poco espacio un mayor número de viviendas
ofreciendo mayores áreas libres y ajardinadas, optimizando así
el suelo urbano.
Mercado inmobiliario
Tras años de escasez de créditos hipotecarios. Sin duda
alguna, en el país, en general, existe una gran demanda de compra
y venta de viviendas, siendo el mercado inmobiliario un área
fértil para el desarrollo de proyectos. La zona metropolitana
de Monterrey, en el estado de Nuevo León, rebasa los 4 millones
de habitantes distribuidos en un territorio de 4,030 km2, convirtiéndola
en la segunda área conurbada más grande de México,
después de la Ciudad de México.
Cuando se comenzó el proyecto de la Torre Miravalle —iniciado
en 2003 y concluido en 2005—, Monterrey apenas comenzaba a tener
auge en lo que a edificios altos residenciales se refiere. De hecho
la Torre Miravalle es el edificio residencial más alto de la
ciudad con 100 metros de altura, y el tercero a nivel general, después
de los edificios de oficinas Parque Torre 1 (1996), con 115 metros de
altura y Parque Torre 2 (1998), con 98 metros de altura; la precede
el Edificio Latino (1965) con 94 metros de altura, también de
oficinas. Resulta importante destacar que el resultado fue un gran éxito
comercial, debido a que ofrecía al mercado un producto con grandes
beneficios, con precios competitivos.
A partir de entonces, en la zona existe un gran movimiento de edificios
altos que buscan atacar mercados similares; en donde se permiten densidades
altas y no hay restricción de altura. En el resto del área
metropolitana existe actualmente un boom en la construcción residencial
vertical para el mercado de nivel alto.
Una propuesta vertical
Ubicado en la colonia Miravalle —zona de alta plusvalía,
cerca de una conocida plaza comercial del mismo nombre— el predio
de 8,500 metros cuadrados contaba con una espectacular vegetación,
con árboles de nogal de hasta 25 metros de altura, poco usual
en una ciudad que se distingue por sus paisajes áridos. Por ello,
uno de los principales objetivos que se plantearon fue el de tratar
de preservar al máximo las áreas verdes existentes, a
lo que se agregaba las excelentes vistas hacia la Sierra Madre que se
podían disfrutar tanto al norte como al sur del terreno, tomándose
además la decisión de diseñar un esquema vertical
que ocupara el menor porcentaje de área del terreno.
Con un uso exclusivamente residencial, el edificio —proyectado
por el despacho de arquitecto Gilberto Rodríguez— se resuelve
en un esquema de cuatro departamentos por planta, en dos secciones de
dos departamentos cada uno ligeramente desfasadas, dando una mayor ligereza
a la volumetría final. El núcleo de circulaciones verticales
es un volumen al centro con tres elevadores y dos escaleras que los
integra al centro. Siendo un total de 84 departamentos de 160 metros
cuadrados y 4 penthouses de 320 m2, en una torre de 26 niveles más
3 sótanos de estacionamientos, que incluyen dos cajones techados
por departamento y una pequeña área de almacenaje. En
total se trata de 21,400 metros cuadrados construidos.
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Datos de
Interés |
Ubicación de la obra:
Colonia Miravalle, Monterrey, Nuevo León.
Fechas de construcción: 2003 –
2005.
Superficie terreno: 8,150 m2.
Superficie construida: 21,400 m2.
Proyecto Arquitectónico: Gilberto L.
Rodríguez (GLR Arquitectos).
Diseño de Interiores: Bárbara
Lobería.
Colaboradores: Bernardo Chapa, Oscar O’Farril,
Tomás Güereña, Joaquín Jenis, Caty
Fernández.
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Para adecuarse a las necesidades de cada familia, hay opciones de departamentos
de dos o tres recamaras con estudio, además de sala, comedor,
cocina, lavandería y cuarto de servicio. Los departamentos se
entregaron con acabados de alta calidad para ofrecer la mayor comodidad
y satisfacción a sus habitantes, quienes pueden disfrutar de
espectaculares vistas y de luz natural, prácticamente desde
todas las áreas: sala, comedor, estudio y recamaras.
Como atractivo adicional, buscando fomentar la convivencia y el entretenimiento
de sus residentes, el proyecto cuenta con alberca, gimnasio, salones
polivalentes y un pabellón para fiestas inmerso en los más
de 5,000 metros cuadrados de jardín que se logró conservar,
más del 50 por ciento de la superficie total del terreno.
La fuerza del concreto
El terreno es predominantemente plano, con una buena capacidad de carga.
La Torre se ancla al suelo con 34 pilotes de acero que penetran a una
profundidad de 35 metros.
Antiguamente, al hablar de edificios altos, inmediatamente se les asociaba
con una estructura en acero. Hoy esta tendencia se ha revertido. En
este caso, la estructura de la Torre Miravalle tiene una importante
presencia del concreto, a base de losas postensadas, al igual que la
losa de cimentación, la cual fue la primera que se construye
en su tipo en la ciudad de Monterrey. Al respecto, el autor del proyecto
señala: “La
principal razón fue el alto precio del acero, que hacía
cada vez más costoso construir con losas de casetones convencionales”.
Es por ello que tras realizar un análisis de costos se decidió
irse por una estructura postensada, a pesar de estar en una ciudad conocida
por su alta producción de acero, y que además les permitió
obtener plantas más libres con un solo entre eje.
Los materiales que se utilizaron —además de concreto reforzado—
fueron aluminio y vidrio.
En el exterior, la fachada quedó conformada con prefabricados
de concreto de diversas texturas en tonos gris y blanco. Para las partes
de las fachadas que requerían ventilación natural, como
escaleras de emergencia y los equipos de aire acondicionado, se colocaron
louvers de aluminio. Asimismo se colocaron grandes áreas de vidrio
doble templado de baja emisividad (Low-e), a fin de lograr las espectaculares
vistas, sin comprometer el buen funcionamiento climático de la
Torre.
Un paso hacia arriba
Con gran experiencia en el desarrollo de proyectos residenciales de
nivel alto, la oficina de arquitectura & diseño urbano del
arquitecto Gilberto Rodríguez —oriundo de Monterrey y egresado
del ITESM y con estudios de posgrado en la universidad de Harvard—
fue asignado directamente para desarrollar el proyecto de la Torre Miravalle,
gracias a otro edificio más pequeño diseñado por
Rodríguez, que convenció al cliente.
“Para nuestro despacho este proyecto significó un gran
salto en escala respecto a los proyectos que estábamos habituados
a hacer —comenta el entrevistado—. Debo decir que este proyecto
fue para nosotros una etapa de mucha madurez profesional y aprendizaje
y nos sentimos plenamente satisfechos con los resultados”, concluye
el arquitecto Gilberto L. Rodríguez.
Cabe decir que la Torre Miravalle fue seleccionada dentro de los tres
finalistas a nivel nacional del concurso Obras CEMEX 2007.
Tendencias de vivienda
En la actualidad, aproximadamente el 95 por ciento de las viviendas
son horizontales. Durante los años setenta, el crecimiento de
unidades verticales fue exponencial, pero no de manera integrada, por
lo que ahora se requiere conjugar ambos esquemas y articularlos. En
la actualidad, la edificación de la vivienda vertical es el modelo
de desarrollo urbano de la vivienda que se sigue en otros países.
Es indispensable analizar las ventajas de modificar usos, destinos y
densidades de predios actualmente subutilizados.
Sin embargo, la vivienda vertical no representa una solución
a los problemas de las ciudades por sí sola; por el contrario,
puede ser riesgoso en caso de no llevarse a cabo políticas correctas
de planeación. De ahí que se requieren de una diversidad
de actores y de una relación entre el marco jurídico de
planeación y de políticas específicas entre las
instituciones de vivienda y los gobiernos locales.