Jean Perilliat habla para Construcción y Tecnología de
su pasión, la ingeniería, y desiste una y otra vez de
hablar de su trayectoria personal pues considera más importante
destacar la labor del grupo de ingenieros que lo acompaña en
la SMIE. Es en ese tenor que relata que la primera vez que intervino
en la asociación que hoy dirige tuvo lugar hace 23 años
(1984), cuando envío un artículo basado en su tesis profesional
de licenciatura al congreso de la especialidad celebrado, recuerda,
en León, Guanajuato.
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Raúl
Jean Perilliat, algunas reflexiones de la tecnología |
El avance tecnológico en esta
rama es bueno para poder lograr mejores diseños; sin
embargo pienso que en muchos casos se aplica mal. Se le cree
ciegamente a la computadora sin ninguna sensibilidad externa
hacia los números, que es lo que tiene la gente de experiencia
y que
es lo que le falta a la juventud. Hay que sensibilizarse más
y no creerle a los números ciegamente. No se puede sustituir
el criterio y el juicio en un ingeniero estructuralista. Es
un trabajo sumamente difícil, de mucha experiencia y
muchos años de labor.
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A partir de entonces —dice el ingeniero egresado de la Universidad
Iberoamericana— asistió con puntualidad a cada uno de los
cursos, seminarios, simposios y congresos de la SMIE para mantenerse
actualizado en la rama de la ingeniería que eligió como
su especialidad.
Especialidad mal valorada
“Los ingenieros estructuralistas están mal valorados por
la sociedad porque el trabajo que realizamos no se ve; entregamos papeles
que después se hacen realidad. Ese es el problema, que sólo
somos valorados cada vez que tiembla, cuando hay algún desastre
y somos llamados a escena de una manera ingrata y sin ninguna valoración”,
dice el entrevistado. Por otro lado, pone el dedo en la llaga al señalar
que los ingenieros de esta especialidad “no estamos protegidos
ni tenemos un seguro de riesgos profesionales. Todo el mundo se puede
equivocar, sin lugar a dudas; sin embargo, no tenemos ninguna protección
ante errores profesionales o ante una falta de conocimiento”.
Por otro lado, abunda “es muy complicado valorar la calidad
que tenemos pues nuestro trabajo es de confianza, como el de un médico
o un notario; simplemente uno se va con la persona a la que le tenga
más confianza y en esta actividad hay que irse ganando al cliente
día con día”. Sin embargo, dice “no somos
valorados muchas veces ni por nuestros propios clientes”. Quizá,
aventura quien realizó la especialidad en Puentes por la Escuela
Nacional de Trabajos Públicos, en Francia, “la causa sea
histórica, de falta de valor y aprecio a lo que hacemos; pero
como paradoja está el que los inmuebles forman parte del patrimonio
de las empresas, de las familias; son bienes tangibles que perdurarán
en el tiempo.
Mientras no haya problemas somos olvidados, pero si hay problemas, reitero,
somos llamados a escena para ser enjuiciados. Conozco bien lo que sucede
en Francia —dice Jean Perilliat— “y en comparación
a lo que sucede en México puede decir que allá los ingenieros
son valorados y bien remunerados a pesar de que no hay sismos. Ellos
tienen mucho más tiempo para el desarrollo de los proyectos,
que son revisados por varias corporaciones o varios ingenieros”,
afirma.
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¿Misión
cumplida? |
Me hubiera gustado dedicarme a la ingeniería
hidráulica, pero no lo hice porque simplemente no encontré
el campo de acción. Las estructuras son un trabajo apasionante,
hago lo que me gusta. Actualmente colaboro en la maestría
de estructuras de la UNAM, y es un trabajo realmente satisfactorio
entregar algo de lo que a mi me entregaron mis maestros.
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1985: parteaguas de la normatividad
Jean Perilliat recuerda su experiencia en los terremotos de
1985 y señala que, afortunadamente, en esa oportunidad no se
señaló a nadie de su gremio como culpable de lo sucedido,
“porque se consideró que habían sido rebasadas las
expectativas marcadas por el reglamento existente. Sin embargo, ni nosotros
ni la sociedad aprovechamos esa oportunidad que apareció dentro
de la desgracia para avanzar más en la elaboración de
los trabajos y en la elaboración de especificaciones”.
A pesar de todo considera que la normatividad ha cambiado significativamente
luego de 1985, sobre todo por la intervención de los grandes
investigadores e ingenieros que se encuentran en la práctica.
“Gracias a ellos tenemos especificaciones sumamente avanzadas,
reglas de carácter mundial como son las normas técnicas
complementarias para diseño por sismo y de mampostería”,
sentencia.
“La SMIE se caracteriza por impartir cursos con los profesionistas
más destacados del rubro y que han realizado investigaciones
importantes o a implementaciones importantes de las técnicas,
esa es una primera línea de acción; la otra es en los
congresos, en el simposio de mampostería se llevan a cabo o se
le da al auditorio los avances en las investigaciones que se han desarrollado
en el país.
Los congresos cumplen con una función muy importante, pero otro
aspecto trascendental es que estamos tratando de implementar los aranceles,
de tal manera que tengamos unos honorarios justos. También estamos
trabajando en la implementación de un seguro de riesgos profesionales,
difícil de lograr, pero que tarde o temprano lo debemos de conseguir”,
asegura.
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Aportación
de universidades privadas |
No han evolucionado en este campo, pienso
que salvo una que otra han permanecido estancadas. Lo digo con
todo respeto, no se puede concebir una Universidad sin investigación
y creo que en la iniciativa privada, salvo honrosas excepciones,
no se está haciendo investigación en la ingeniería
civil, y sobre todo en el ramo de las estructuras.
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¿Cómo cree que vean a la ingeniería estructural
mexicana desde el extranjero?
“Bien, la parte de ingeniería sísmica está
a la vanguardia; se han desarrollado cosas importantes a pesar de que
no hay la investigación que se requiere. Al gobierno no le interesa
invertir para continuar dichas investigaciones; a la industria no le
interesa invertir; a los productores de materiales para la construcción
—llámense bloques de mampostería, sistemas de piso,
o fábricas de perfiles de acero— no les interesa invertir
en estos rubros y el gobierno no ha fomentado esta investigación”.
SMIE, con paso firme La SMIE siempre ha caminado correctamente, dice
su presidente y ha tenido excelentes mesas directivas: “Me encuentro
con una Sociedad que trabaja, que tiene una base administrativa sólida,
que tiene ya una planeación de eventos bastante definida y se
encuentra económicamente sustentable. Como ya comenté,
estamos tratando de implementar los aranceles y continuar con todas
las actividades que se han venido desarrollando en forma tradicional,
como es el simposio de la vivienda, el de elementos prefabricados, los
cursos y, por supuesto, el congreso. La SMIE aglutina alrededor de 500
socios, y actualmente tenemos cerca de 30 miembros institucionales en
varias categorías, lo que nos ha permitido unirnos un poco más
y trabajar con finanzas un poco más sanas.
No puedo decirle exactamente el porcentaje de ingenieros con los que
contamos, somos pocos, pero creemos que el mayor número de ingenieros
estructuralistas están con nosotros”.
No obstante, dice el entrevistado, “pienso que el número
de miembros no aumentará, no porque no estén interesados
en la SMIE, sino porque la sociedad, al no valorar nuestro trabajo o
el desempeño de un ingeniero estructuralista, provoca de alguna
manera que cada vez haya menos estudiantes, menos personas que se dedican
a esta profesión lamentablemente.
De la gente que estudia la carrera de ingeniería civil muy pocos
lo hacen en la rama de estructuras, sin embargo la maestría en
estructuras de la Universidad Metropolitana y de la UNAM han visto incrementado
su número de alumnos, aunque hay que decir también que
hay muy pocas maestrías en estructuras en el país. Requerimos
muchos más ingenieros estructuralistas —enfatiza el también
catedrático de posgrado de la UNAM— “El problema
es que el desarrollo de la infraestructura en el país ha estado
dormido por algún tiempo, y cuando despierte no va a haber ingenieros
que se dediquen a hacer presas, carreteras, subestaciones, infraestructura
hidroeléctrica, etcétera“.
Concreto y prefabricado
El presidente de los ingenieros estructuralistas de México reconoce
la importancia que tiene la mampostería, así como el papel
del acero en la industria de la construcción; sin embargo, no
pierde la oportunidad de destacar que “el concreto tienen un potencial
de desarrollo sumamente trascendente”.
En este sentido, señala, “Quiero aprovechar la oportunidad
y decir que toda tecnología es aplicable y es bien vista; sin
embargo, creo que en el terreno de la prefabricación hace falta
mucha investigación. A mi me preocupa sobremanera las conexiones
de los prefabricados, creo que en muchos casos no se han estudiado correctamente;
hay que decirlo, hay empresas ocupadas por desarrollar conexiones pero
otras no lo hacen.
Creo que deberían desarrollar e investigar más para lograr
conexiones de los diferentes elementos en zonas sísmicas. Ese
es el cuestionamiento que yo haría, aunque todas las tecnologías
son importantes, que bueno que se estén implementando, pero todo
tiene que ir con un sustento de investigación, de estudio y de
números”, enfatiza.
Sin aspavientos, serio, formal, pero amable, el ing. Jean Perilliat
sella la charla diciendo que el día que entregue la estafeta
a su relevo, lo que ocurrirá en febrero de 2009, no aspira a
que reconozcan su trabajo de manera individual, sino que “nos
recuerden como una mesa directiva que trabajo bien por la SMIE, que
entregó su pasión, su ilusión y su voluntad por
la ingeniería estructural. Trabajamos con todas las ganas del
mundo todos los días porque ese es el cargo que se nos confirió,
y sin lugar a dudas que vamos a entregar buenas cuentas”, concluye.
Para mayor información:
Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural, A.C.,
Teléfono: (55) 55.28.59.75,
Fax: (01 55) 55 28 59 75,
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