Puentes del pasado

Ana Laura Salvador Arriaga

Dentro de los inicios de la construcción moderna en los Estados Unidos, los puentes hechos en concreto son un referente obligado por lo cual, conviene recordar en este breve espacio algunos. Como por ejemplo, el puente Cleft, en Prospect Park, Nueva York, construido entre 1871 y 1872, con un prefabricado artificial de piedra llamado betún aglomerado (concreto compactado).

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Otro puente famoso de los albores del uso del concreto es el Alvord, en el parque Golden Gate de San Francisco –que sirve como puerta de entrada al boscoso lugar–, construido en 1889 por Ernest L. Ramsome. Se trata del primer puente reforzado hecho en América por el cual, antaño transitaban carruajes y hoy es una joya histórica del mundo del concreto. También de gran trascendencia histórica es el puente Pollasky, de 1905, igualmente construido en California y realizado por John B. Leonard, uno de los grandes pioneros en proponer la creación de puentes con concreto reforzado.

Este puente, en su momento, fue el más largo realizado en concreto reforzado. El puente Latourelle Falls, construido en el estado de Oregon sobre el río Columbia, por la Oregon State Highway Commission, en 1914, está considerado uno de los puentes con estructura de concreto más ligera de su momento. Su arquitecto fue K.P. Bilner, mientras que la constructora que lo realizó fue: Harris Construction Co. Sin duda alguna, la belleza de sus finas líneas lo hacen una gran obra de la ingeniería civil en concreto.
Finalmente, también magnífico resultó el viaducto Tunkhannock, en Pennsylvania, terminado en 1915, el cual es el más largo en su tipo que hasta ese momento se había realizado con concreto reforzado, con una longitud de 724 metros y 74 de altura. Según se lee en una placa, el escritor Teodoro Dreiser lo llamó “una de las verdaderas maravillas del mundo”.