“Nuestra arquitectura es viable: optimizamos
todos los recursos con los que como arquitectos o constructores podemos
valernos para obtener resultados de alta calidad en su ejecución
y habitabilidad. El
concreto es en este proyecto, sin duda alguna, uno de los mejores aliados
que tuvimos pues no sólo resolvió con alta calidad nuestro
diseño, sino que nos respaldó para lograr soluciones benéficas
con enfoque bioclimático”, afirma Gerardo Recoder, director
de Rec Arquitectura.
Hacia una arquitectura viable
El proyecto está dentro del fraccionamiento La Estadía;
en un terreno de accidentada topografía. Al iniciar el trabajo
conceptual de la obra —rememora Recoder— se pensó
que esta condición sería una de las principales características
a respetar del contexto, ya que inicialmente sugería el manejo
de visuales hacia un paisaje contundentemente verde. Por lo anterior
se posicionó la construcción en el punto más alejado
del paramento de la calle denominada Calzada de los Pirules, para que
al mismo tiempo no se alterara la visual en las fachadas de las construcciones
aledañas del fraccionamiento, el cual exigía se respetarán
condiciones tales como el uso de techumbres inclinadas de teja, divisiones
colindantes con elementos verdes de 1.20 metros de altura, porcentajes
estrictos de áreas libres y hasta el uso de equipos hidroneumáticos
en las instalaciones del proyecto.
De esta forma el proyecto fue evolucionando hasta que la modulación
de todos sus elementos resultó una de las condicionantes más
importantes en su planeación, así lo demuestran los muros
aparentes de concreto, los cuales son congruentes con el máximo
aprovechamiento de los materiales, directriz constante que reduce el
costo por desperdicios en obra. El resultado obtenido en un proyecto
basado en un esquema en “L” lo que permite un sistema estructural
modulado, muy funcional, encaminado a buscar la orientación sur,
ya que el clima en la zona tiende a ser de temperaturas bajas en la
mayor parte del año.
La creación bioclimática
El primer paso para el correcto diseño arquitectónico
fue el estudio climático de Atizapán de Zaragoza, localidad
situada en las afueras de la Ciudad de México, en una zona un
poco más fría y húmeda que el centro de la metrópoli.
La zona es boscosa y el terreno tiene una pendiente hacia el sureste.
Las principales características detectadas son que el clima de
“La Estadía” es semifrío (con una temperatura
media al mes más cálido inferior a 21°C y una precipitación
pluvial moderada, entre 650 y 1000 mm anuales) por lo que se considera
que tiene requerimientos de calentamiento la mayor parte del año
en las primeras horas del día. No tiene problemas de humedad
relativa y los vientos dominantes provienen del noroeste. Consecuentemente
se determinó que era prioritario promover la ganancia solar y
proteger la casa de los fríos vientos invernales.
En base a las anteriores conclusiones Rec sugirió el empleo de
las siguientes estrategias: se construiría un cuerpo de concreto
estrictamente supervisado —para evitar agrietamientos— en
sus etapas de colado y vibrado; se utilizaría una cimbra reforzada
de poco uso y se dispondría de atención especial en la
cimbra ya que las betas de los tableros serian el acabado final. También
se realizarían colados parciales divididos según los elementos
estructurales.
Aunado a esto se determinó que la mejor orientación solar
para este emplazamiento fluctúa entre el sur y el sureste, por
ello se utiliza una fachada desfasada 23º del sur hacia el sureste
debido a que coincidía con la orientación que puede proveer
la mejor vista, además de ofrecer una mayor protección
contra los vientos fríos provenientes del noroeste ya que la
pendiente natural del terreno desciende desde el noroeste hacia el sureste.
Esta situación evita el impacto de los vientos menos favorables
sobre la fachada con mayores zonas acristaladas. Por último también
se consideró esta orientación por la posibilidad de aprovechar
los restos de una antigua construcción inconclusa existente.
Estudio solar
Mediante el estudio solar se logró determinar que el área
acristalada deseada era susceptible de crear un problema de confort
térmico por enfriamiento en las noches y sobrecalentamiento de
día ya que dicho material tiene altas propiedades de conductividad
térmica por lo que deja escapar gran cantidad de calor en temporadas
frías mientras que crea efecto invernadero cuando hay sol. Para
remediar el enfriamiento se dispuso de un doble acristalamiento en la
fachada principal y una cámara de aire de 5 cms de espesor con
la finalidad de aprovechar las propiedades aislantes del aire. Asimismo,
se propuso el uso de parteluces horizontales que están calculados
para que sólo permitan la ganancia por radiación en los
meses fríos cuando el sol tiene un ángulo de incidencia
más bajo y lo detengan en los meses cálidos.
El concreto como elemento de almacenamiento
térmico
Se propuso el aumento en el espesor tradicional de los muros y de los
firmes de concreto de la casa con la finalidad de contener una mayor
cantidad de calor actuando como una “pila” que capta el
exceso de calor introducido al espacio habitable durante el día,
evitando que se sobrecaliente el espacio, y que lo libera en la noche
cuando existen requerimientos de calor. Si bien un espesor más
delgado habría sido suficiente para cubrir las necesidades estructurales
no habría tenido la masa suficiente para captar la energía
solar disponible. También se emplearon muros de concreto ubicados
hacia el norte para aumentar el efecto de inercia térmica y lograr
una temperatura más homogénea a lo largo de las 24 horas
del día. El espesor recomendado en estos muros fue de 15 centímetros
por lo menos. La eficiencia térmica del concreto se evaluó
con metodología de modelos matemáticos. Cabe mencionar
que en el equipo de diseño de Rec trabaja un arquitecto ganador
del Premio Nacional de Ahorro Energético otorgado por la CFE,
el IIE y el FIDE.
Uso de muro Trombe
Esta técnica demostrada es considerada como un sistema solar
activo ya que el calor captado mediante un efecto invernadero es almacenado
en un muro muy grueso de concreto –en este caso de 25 centímetros-
para que en la noche sea conducido al interior generando un consumo
mucho menor al de los sistemas de calefacción convencionales.
La planta alta de la casa ha sido provista de un sistema de doble techumbre;
la superior tiene como finalidad anular el impacto del viento frío
sobre la losa verdadera y así minimizar las pérdidas térmicas
conductivas durante los meses del invierno. Es como si el segundo techo
actuara como sombrero del primero, enfatiza Recoder.
Sistema móvil de vagón sobre
alberca
Se concibió la idea de usar una estructura móvil para
cubrir la alberca pero que también se pudiera invierno. Es como
si el segundo techo actuara como sombrero del primero, enfatiza Recoder.
Sistema móvil de vagón sobre alberca Se concibió
la idea de usar una estructura móvil para cubrir la alberca pero
que también se pudiera integrar a la casa dependiendo de las
necesidades. En días cuando el agua de la alberca se puede calentar
a la intemperie se deja su superficie al descubierto, y en épocas
de frío, cuando el calor acumulado durante el día se puede
perder hacia el medio ambiente, se recorre la estructura con el fin
de cubrir la alberca e integrarse a la casa y así minimizar la
perdida térmica del agua y que el poco calor disipado permanezca
dentro de la casa; arquitectónicamente permite nuevos espacios
o coordenadas con funciones ajustables.
Este sistema móvil tiene una solución sencilla que se
integra por un desplazamiento horizontal de rieles y ruedas. Como lo
demuestra esta obra, para Rec, vale mucho más el ingenio que
la inversión, por ello el proyecto adquiere importancia. Más
allá de los logros y beneficios de la tecnología están
las soluciones de bajo impacto y grandes beneficios. Por ello, esta
casa deja claro que las soluciones sustentables también pueden
realizarse con bajos presupuestos .
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El arquitecto
sin modas |
Emilio Ambasz nació en Argentina
en 1943; obtuvo el grado de Maestro en Arquitectura en la Universidad
de Princeton, donde se destacó como profesor del área
de Proyectos. A mediados de la década de los setenta,
su sentido crítico lo llevan a que un grupo de catedráticos
lo seleccionen como curador del Departamento de Arquitectura
y Diseño del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Cabe
decir que este personaje es quien da a conocer en el plano internacional
al maestro Luis Barragán, a través de una gran
exposición y libro que realiza en torno a la obra del
maestro jalisciense. A partir de esas fechas comienza a generar
obras donde la sustentabilidad es la principal restricción
estilística y espacial; fundamenta su visión del
espacio haciendo uso de concreto, acero y materiales locales
demostrando que puede manejarse la arquitectura verde a nivel
global y sin restricciones.
La Casa de Retiro Espiritual es la primera
obra que le da fama en todo el mundo y su manifiesto contundente
sobre el ideal ecológico del siglo XX. Ha dictado diversos
seminarios en universidades norteamericanas, así como
en la Hochschule fur Gestaltung de Ulm, Alemania. Entre sus
proyectos se destacan el Centro Cultural Mycal, en Japón,
el Museo de Arte Folklórico Americano, en Nueva York
y los invernaderos para el Jardín Botánico de
San Antonio, Texas, que recibiera varios premios, así
como el Museo de Arte en Grand Rapids, Michigan. Desde 1980
es jefe de consultores en diseño de la empresa de motores
Cummins, el mayor grupo industrial del mundo para la producción
de motores diesel.
En el 2007, dentro del marco del Segundo
Congreso de Arquitectura Sustentable, celebrado en la UNAM,
recibió la medalla “Manuel Tolsá”
por sus aportaciones en el tema. En el evento se destacó
la influencia que ha provocado en arquitectos tan prestigiados
como Herzog&De Meuron, quienes, actualmente recurren a soluciones
que Ambasz usó hace más de tres décadas.
Actualmente Ambasz reside entre Nueva York y Milán donde
produce gran parte de su obra.
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