Concreto oxidado
a gran escala

Fotografías: Cortesía Kemiko.
Gregorio B. Mendoza

El Forum Cultural Guanajuato es un complejo cultural construido en la ciudad de León, que tiene como fin promover la profesionalización de los artistas regionales así como la formación de públicos y del turismo cultural.

    

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  Múltiples usos

Este oxidante ha sido utilizado también recientemente en la remodelación de las oficinas del Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto (IMCYC).
En esta sede es posible ver su aplicación en elementos estructurales como muros y columnas o en elementos de tránsito como son los piso de la recepción u oficinas.
Sus características de funcionamiento y durabilidad lo hacen ser un acabado integral de mínimo mantenimiento, ideal para ser utilizado en centros comerciales, iglesias, tiendas, museos, restaurantes, agencias, discotecas, etc.

El Plan Maestro del Forum pretende impulsar el desarrollo regional, beneficiar a seis estados de la República Mexicana y a más de 10 millones de personas. A su término estará compuesto por la Biblioteca Central Estatal Gilberto Jiménez Moreno ya concluida, la Unidad Académica para la Cultura y Artes de León, el Teatro de la Ciudad, zonas comerciales así como por el Museo de Arte e Historia de Guanajuato.
Este último (proyectado por el despacho de los arquitectos Aurelio Nuño, Clara de Buen y Carlos Mc Gregor), busca mostrar la identidad cultural ligada de las raíces históricas, la producción artística del estado por lo que contará con salas de arte, historia, cultura regional y auditorio, entre otros espacios que ofrecerán un servicio dinámico y novedoso. Pero, más allá de lo que a nivel socio-cultural este edificio representa, su manufactura es digna de analizarse pues es la primera gran obra construida en nuestro país con concreto oxidado, algo que además de darle un bello aspecto la hace destacar del conjunto. Sobre el proceso ahí desarrollado CyT conversó con los artífices de esta obra.

En busca de identidad
El ingeniero Federico Jasso –director de operaciones de Kemiko– comenta que al conocer el proyecto se inició un primer contacto con Aurelio Nuño, quien les dijo que la obra estaba siendo construida y ya había especificaciones precisas con respecto a los elementos estructurales de concreto (techos y muros) que se colarían en sitio, y de su cimbrado. A pesar de ello existía la posibilidad de dar un color específico al concreto a usarse. Así, comenzaron a estudiarse las opciones, beneficios y pormenores que esta decisión generaría. Como argumento principal se vieron las tres formas de colorear el concreto. Para cualquiera de estos métodos, es importante comprender el comportamiento de este material ya que considerando la norma de que por más color integral, color endurecedor, u oxidante que se le aplique a un vaciado de concreto, éste nunca logrará perder el color gris o “verde” que por su comportamiento químico genera.
La primera opción estudiada fue la del color integral: este método consiste en poner colorante líquido o en polvo en la mezcla de concreto para que al momento de vaciarlo tenga el color deseado. Ofrece la ventaja de que el muro mantiene el color (en caso de que se despostillara, se seguiría viendo un color similar); sin embargo, es muy difícil mantener un color constante entre cada uno de los trompos y el color no se puede modificar después de hacer un colado. El color del concreto es muy diferente al momento de secar. Es más, existe gran diferencia entre el tono del concreto recién vaciado comparado con el concreto que tiene 28 días de fraguado por lo que dificulta el poder predecir o uniformizar tonos al ver el color del concreto en la olla o trompo. Siendo esta una obra de gran escala que pretendía controlar perfectamente la pigmentación deseada, esta opción fue descartada.
La segunda propuesta fue la del color endurecedor, en la cual el concreto se vacía normalmente y antes de que seque se esparce cemento de color hasta llegar al tono deseado. Este método se usa en el concreto estampado con éxito; no obstante, fue rechazado ya que la cimbra, al no poder retirarse hasta el fraguado, evita que el procedimiento se realice completamente en los elementos estructurales. La última opción fue la más acertada pues planteó un proceso de oxidación a través de una reacción química que ocasiona una transformación permanente del concreto sin alterar sus patrones de resistencia y color naturales. La ventaja de este método de coloración es que se puede realizar con el concreto completamente fraguado o seco. El concreto puede tener años de haberse vaciado y eso no evita que se pueda oxidar. La oxidación no tiene colorantes por lo que no sufre descoloramiento con los rayos UV. Además, en caso de que el tono quede un poco más claro, se puede modificar aplicando más capas. Se tiene mucho más control del proceso aunque exige mucha más calidad en la obra negra y el acabado del concreto gris por lo que se optó por utilizar este método. Al dar esta solución la empresa Kemiko ofreció un producto que funcionaría como un acabado natural y permanente acoplable al diseño buscado originalmente; éste cambiaría el color al concreto pero sin ocultar las características que se pretendían mantener al realizar el colado in situ. Al ser una coloración transparente es posible ver las “venas” de la duela y la diferencia entre cada una de ellas, cada parte del muro; cada marca de duela tiene su personalidad y la oxidación no interfiere en eso.

Procedimiento
Teniendo los antecedentes estilísticos y espaciales resueltos los proveedores comenzaron a trabajar en el sitio con muestras en obra con dos tonos: trigo dorado y ocre. Al realizar la muestra, se registraron datos de importancia como fueron los lapsos de tiempo en cada etapa del proceso: limpieza, aplicación de dos capas de oxidante, limpieza de residuos, aplicación de sellador. Con esto se realizó un programa de trabajo y planeación de la ejecución de la obra.

  Comentarios

• Al oxidar el concreto se quiere que éste tenga la apariencia de una piedra al que la naturaleza con el paso del tiempo fue generando el tono correspondiente; de ahí que es muy importante evitar dejar “rastro humano” durante la aplicación ya que se pierde el objetivo principal.
• El color de Kemiko utilizado en esta obra fue el ocre y se selló la superficie con sellador hidrofugante de silicón.


En esta fase inicial se detectaron detalles que se comentaron e inclusive especificaron con el contratista general y el arquitecto, relacionados con el acabado aparente del concreto. Como se sabe hay que evitar al máximo alterar el fraguado. Independientemente de si el concreto va a tener color o se va a mantener gris, ya que dejará marcas permanentes. Cualquier vaciado horizontal o vertical, evapora grandes cantidades de agua durante su proceso de fraguado por lo que si se le pone un material encima que evite que “respire” al ritmo del resto del concreto, se marcará con un tono gris más oscuro o claro que el resto.
En este caso, al ser en vertical, el riesgo de alterar el fraguado estaba en los polines que sujetaban la cimbra para poder vaciar el siguiente nivel de muro por lo que se procuró minimizar el contacto con el muro usando unas cuñas. Otra consideración fue la de no usar una bomba aspersora como se haría en un piso ya que ésta genera escurrimientos del oxidante que a la postre se convierten en escurrimientos de color; además, se corre el riesgo de “brisear” el oxidante por una gran cantidad de metros (el oxidante es corrosivo) y en cuanto a seguridad, siempre está latente corroer los cables de acero y todas las partes metálicas que compone el mecanismo de levantamiento de las hamacas. Cabe decir que para la aplicación fue necesario seleccionar mano de obra calificada que tuviera pleno conocimiento del producto para realizar el procedimiento.
Las cuadrillas
siguieron un patrón aleatorio aplicando la misma cantidad de material de manera uniforme con brochas de 6” evitando las pausas, los escurrimientos y que el borde de los elementos secara. Para los muros en el exterior, se usaron hamacas para llegar a la altura requerida. En total se emplearon 11 mecanismos de 5 metros de largo para que al colgarlos se cubrieran más de 50 metros lineales. Se tenían dos aplicadores por hamaca que comenzaban al mismo tiempo para que el borde que iba dejando un aplicador lo fuera tomando el de la hamaca vecina y así sucesivamente. Al terminar se dejaba secar el resto de la noche para proceder a lavar los residuos el siguiente día. Al tercer día se aplicaba el sellador para dedicar todo el cuarto día a descolgar, mover y colgar las hamacas en el siguiente muro. Así fue el programa en el exterior; cada 4 días se realizaban aproximadamente 50 m de largo por los 14.90 m de altura.

Durante la aplicación exterior se controló la temperatura del concreto y las condiciones del clima. El color final tiene cambios si se aplica en concreto con inconsistencias de temperatura por lo que los muros en la parte oriente del museo se realizaron a cierta hora de la mañana mientras que los muros ponientes se oxidaron en un horario diferente para permitir que la temperatura de los muros fuera similar. Buscando que los muros no estuviera muy calientes lo que provocaría que el oxidante evaporara rápido generando marcas de “brochazos” en el color final, se supervisó que el muro no tuviera acumulaciones de humedad por condensación o por lluvia (en León llovió todas las noches durante la construcción) ya que modificaría la reacción y el tono no sería el deseado.
Para el interior, se utilizaron andamios. Dentro de la complejidad que involucra el armado de andamios para cubrir todo el muro, la aplicación resultaba más sencilla ya que, a diferencia de las hamacas, un mismo aplicador podía caminar a lo largo de los 50 metros lineales del muro. Esto hizo más eficiente proceso de oxidación al realizar el trabajo con menos aplicadores. No se podía realizar la aplicación más rápido pero sí con menos personas ya que la oxidación tiene como desventaja el tiempo de secado entre cada uno de los pasos. Es decir, se aplica el oxidante y se debe dejar secar durante la noche, se lavan residuos y de nuevo se debe dejar secar durante la noche y lo mismo para el sellador. “El error más común que encontramos en la gente que aplica oxidantes es el de no respetar los tiempos de secado o el querer brincarse pasos. Todo tiene su razón de ser y en particular, el no dejar secar completamente entre cada paso, puede traer consecuencias desastrosas”, comentó el ingeniero Jasso.
Hablando de los pisos del edificio, los arquitectos a cargo comentan que es común ver que al vaciar un firme seque primero en las orillas por lo que en muchas ocasiones el “orillero” le aplica agua para poder allanar a mano. Es por esto, aseguran, que en la mayoría de los vaciados pulidos en piso, se puede notar un cambio de tonalidad en las orillas. En el el museo no existía ese problema ya que no se iba a pulir la superficie; a pesar de ello, se detectó que al vaciar parte del muro, escurría agua al colado recién realizado que se encontraba debajo por lo que se podía tener el mismo problema de tener marcas de escurrimientos permanentes, así que se decidió proteger con plástico la parte baja de cada cimbra para evitar este problema.
Ya realizado este trabajo en cada uno de los elementos se especificó una limpieza profunda que incluyó una apertura de poro que involucró el lijar a mano toda la superficie para tratar de desprender al máximo el desmoldante y que el oxidante tuviera la penetración adecuada. Por último se especificó el sellado impregnado de toda la superficie vertical para proteger el concreto con el objetivo de repeler el agua y permitir el paso de los vapores generados por la humedad. Este sellador no forma película y no sufre de desprendimientos por lo que al no estar en constante abrasión lo convierte en la opción ideal para proteger muros de concreto. El acabado es completamente mate por lo que mantiene la naturalidad del acabado.

Durante la obra, se hicieron un par de pausas de más de cuatro días por motivo de lluvia. La aplicación tardó un total de 45 días continuos sin considerar el tiempo que llevó el realizar la limpieza y preparación de la superficie. El color característico de este edificio lo ha situado en un lugar de privilegio. La esquina que vigila lo hace el principal foco de atención del conjunto. Más allá de su escala, este gesto que refleja parte de la “tierra en que está construido” le otorga un grado de identidad mayor con lo cual espera ser digno emblema de la cultura de la ciudad.

Nota: Para mayor información sobre el tema consultar las siguientes páginas web:

www.cem.fil.com
www.archprecast.org
www.pci.org
www.grca.org.uk
www.preinco.com
www.titancemento.com
www.arconcret.com