Tradición y modernidad
en la ingeniería civil En esta ocasión nuestro invitado especial reflexiona en torno a conceptos vinculados a la tradición y la actualidad en la ingeniería civil, profesión de la cual es maestro y profesorde la Universidad de Colima. |
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En algunos medios impresos o audiovisuales se acostumbra utilizar la
palabra “tradicional” como un sinónimo de algo viejo,
que no varía, anquilosado; que ya se encuentra fuera de lugar.
Es lo apegado a lo antiguo. Otras opiniones consideran a la tradición,
al menos dentro del campo de la ingeniería civil, como la savia
de un árbol vivo, frondoso y robusto, siempre cambiante, de raíces
fuertes y profundas enraizadas vigorosamente en los estratos de la ciencia
y del arte de hacer bien las cosas. Su esencia son los conocimientos
que se transmiten de generación en generación para recoger
la rica herencia acumulada que resume el ideal que el maestro desea
para el alumno. Por su vitalidad naturalmente con el tiempo, este árbol
muda su presencia desarrollando incesantemente nuevas ramas o brotes
que crecen y se fortalecen; aunque también desecha las ramas
que se secan. Produce un rico follaje de conocimientos útiles
y variados frutos. Así, no está vinculado en lo perecedero,
ni en la moda pasajera, sino arraigado en lo Lo moderno de ayer puede no serlo hoy; pero cuando se evoluciona continuamente
es posible ser siempre tradicional y moderno, ya que no son excluyentes
como algunos intencionadamente así lo pretenden. Utilizan el
viejísimo artilugio para dañar, de colocar etiquetas de
“malos” a los que consideran oponentes de sus propósitos,
para justificar primero su supuesto descrédito, después
los ataques mediáticos y finalmente su agresión; Aquí
la etiqueta es: “tradicionalista”. Se entiende la historia
de la educación en la ingeniería civil como una evolución
o desarrollo hacia la consecución de un fin, que es la formación
de ingenieros útiles a la sociedad. A partir de mediados del
siglo pasado a la fecha resaltan en el país dos épocas
bien definidas: primero una, tradicional y moderna a la vez, de rumbo
correcto y resultados excelentes, con suficiente producción de
ingenieros competentes, con títulos garantizadores de buena calidad
aceptados por las empresas. Después otra, de rumbo perdido, muchas
modas innecesarias, absoluto desorden y con resultados pésimos.
En esta última, la mayoría de las universidades han producido
una gran cantidad de los poco útiles “ingenieros chatarra”;
egresados que muestran muy bajo nivel de calidad profesional y técnica;
situación que desafortunadamente en la actualidad tiene lugar,
y que hace que muchas empresas no confíen en la bondad de los
títulos y constaten que hay escasez de ingenieros útiles
y bien preparados para ejecutar sus proyectos; con el agravante de que
los existentes se ven rebasados, en muchos casos, en la competencia
por los trabajos, cuando rivalizan con los ahora mejor preparados profesionistas
extranjeros, provenientes de Centroamérica y el Caribe; tal como
se ha señalado con preocupación en congresos y reuniones. En la actualidad, prácticamente todas las universidades del país consideran a la mala preparación de los aspirantes como el principal obstáculo para proporcionar una educación de buena calidad ya que incide en la necesidad de ajustar los planes de estudio, disminuir el rigor adecuado de la enseñanza y utilizar el poco tiempo disponible en cursos remediables. Es probable que éstas sean, entre otras, las principales causas de que México esté tan mal en educación y ocupe los últimos lugares en las evaluaciones internacionales. Al margen, conviene meditar que desafortunadamente la mayoría de los actuales maestros fueron preparados durante esta etapa, o sea que probablemente están mal preparados. Los efectos de la segunda etapa se acentuaron todavía más con el agresivo impulso del Neoliberalismo hacia la globalización que trata de imponer una educación basada casi exclusivamente en competencias, un cambio completo que minimiza el arte, humanismo y la sabiduría. La globalización exacerbada dista mucho del equilibrio y la armonía que reconocemos como el justo medio. Actualmente los resultados de las evaluaciones internacionales realizadas
nos colocan en los últimos lugares en educación. El análisis
serio de éstas permite concluir que la educación en México
se ha deteriorado en demasía. Los desperdicios en dinero y esfuerzo
de la sociedad son enormes, así como del talento de generaciones
de jóvenes. |
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