No hay duda de que el mundo entero se mueve por los caminos que le
marca la ciencia y la tecnología, y ello es particularmente trascendente
para la industria del cemento y el concreto, ya que al paso de los años
se ha convertido en un pilar de la economía nacional. Ya sea
porque las empresas mexicanas se han preocupado por estar a la vanguardia
del desarrollo tecnológico, o porque guardan relaciones estrechas
con compañías lideres en el mundo que les transfieren
parte de la sabiduría que se origina en sus centros de investigación
y desarrollo.Un ejemplo claro que marca la distancia que tenemos con
los países industrializados es la utilización del
concreto de contracción compensada, el cual es eficaz materia
prima para la instalación de pisos industriales de gran envergadura,
toda vez que elimina las molestas juntas que existen entre cada uno
de los módulos sin que exista el riesgo de que surjan fisuras
o grietas.
El desarrollo de este tipo de concreto se basa en la utilización
de un aditivo que se conoce como elemento K, el cual produce un cemento
expansivo que se puede utilizar en grandes extensiones de terreno.
En México, lamentablemente, el conocimiento sobre este material
es escaso aunque existen ya ejemplos representativos de sus alcances.
El concreto en los centros comerciales
En marzo del 2008, culminó la construcción de una obra
monumental que tardó en desarrollarse 14 meses. Se trata del
Centro de Distribución de la cadena de autoservicios Comercial
Mexicana, el cual se encuentra instalado en la zona industrial de Vallejo,
en la ciudad de México, en una superficie total de 30 mil metros
cuadrados. Comercial Mexicana, uno de los consorcios comerciales más
grandes del país –propietaria también de las tiendas
Office Max, Bodegas Comercial Mexicana, Restaurantes California, Sumesa
y las tiendas Al Precio–, entregó el contrato de su centro
de distribución a Construinmuebles, compañía constructora
sumamente reconocida que frecuentemente realiza este tipo de edificaciones.
El ingeniero civil Guadalupe Hernández Ramírez, residente
de obra de la mencionada empresa, tuvo bajo su responsabilidad la supervisión
del inmueble y la colocación de los pisos de contracción
compensada. Por ello, nadie mejor para relatar a Construcción
y Tecnología los pormenores de esta verdadera aventura y hablar
de la importancia que tiene el concreto en la construcción de
este tipo de instalaciones.
“El concreto es un elemento constructivo importante en todos los
proyectos; y sin embargo, no tiene palabra, según escuche hace
unos años”. Así empieza su relato el joven ingeniero
egresado del Instituto Politécnico Nacional, quien dice que cuando
construyen una tienda de autoservicio el volumen promedio de concreto
que se utiliza se encuentra en el rango de entre 3 mil y 4 mil metros
cúbicos, lo cual depende de la propia magnitud del almacén,
de la extensión de su estacionamiento, de los pisos que se construyan,
etcétera.
El concreto está presente prácticamente en todas las etapas
de construcción, dice el especialista, quien señala que
“después de preparar la superficie elegida, de limpiarla
y afinarla, y ya cuando la plataforma está en el nivel de proyecto
empezamos con la ejecución de las cimentaciones. Aunque existen
diferentes métodos constructivos, aquí, en el centro del
país, hacemos una cepa para alojar un elemento de cimentación
aislado; hablamos de una zapata aislada, o bien, de una zapata corrida,
y hacemos una excavación con equipo mecánico, afinamos
el fondo y las paredes de la excavación y colamos una pequeña
plantilla de concreto pobre, lo que implica la resistencia más
baja, de 100 kilogramos sobre cm2, que tiene como función impedir
que el acero entre en contacto con la tierra porque se puede pudrir.
Luego pasamos a un concreto de 250 kg cm2, que es el tipo que normalmente
se utiliza para los elementos de cimentación: zapatas, contratrabres,
dados de cimentación y losas invertidas. Los cimientos que colamos
normalmente son aislados, se cuela el elemento y se hace el montaje
de la estructura metálica. Cuando se trata de tiendas a nivel
de piso son pisos armados con malla, con una resistencia a 200. Si hacemos
un piso en un nivel superior sobre lámina tipo losa acero, entonces
también recurriríamos
a un concreto de 200. No se requiere mayor resistencia, toda vez que
se busca que la lamina losa acero cubra un porcentaje de los requerimientos
en carga, dejando otro poco al acero de refuerzo y otro poco a la capa
de compresión de concreto”, afirma.
Monumental centro de distribución
El Centro de Distribución de Comercial Mexicana se planeó
para que tuviera un piso sin fracturas y con el menor número
de juntas constructivas. De este modo, evitarían la acumulación
de moho y bacterias, lo que era obligado por la naturaleza de los productos
que almacena. Un punto fundamental a considerar eran las temperaturas
que habría en dicha estructura, las cuales alcanzan en algunos
sectores menos de 22 grados centígrados. Tras algunas pláticas
con diversas empresas dedicadas a la fabricación de concreto,
la constructora a cargo del proyecto se reunió con representantes
de Latinoamérica de Concreto (LACOSA) para saber todo lo relacionado
con el concreto de compactación compensada, el cual tenía
todos los atributos tecnológicos que requería la obra
que estaban por iniciar. Así las cosas, tras una serie de preguntas
y dudas sobre el comportamiento del concreto en referencia se pactó
realizar una prueba preliminar para demostrar los alcances del nuevo
material. LACOSA dispuso un terreno de 20 metros de largo por 6 de ancho
(el tamaño máximo recomendable para la aplicación
del concreto de compactación es de 30 x 30), ubicado en una de
sus plantas.
“La piedra que se coló tuvo el margen último; es
decir, una relación 3 a 1, y en dichas circunstancias no es tan
recomendable porque lo ideal es que se trate de un cuadrado de 30 x
30, 25 x 25 o 20 x 30. Además, hay que señalar que el
suelo en que se iba a aplicar la prueba no tenía el sustento
del suelo que teníamos en el centro de distribución. Es
decir, que el piso de la concretera tenía arena y grava”,
explica el representante de Construinmuebles.
Paso a paso
El ingeniero Hernández Ramírez relata pormenorizadamente
cada uno de los acontecimientos de ese día: “La primera
unidad que tiró el concreto no tardó ni dos minutos en
llegar desde el sitio donde cargó. Se empleó la fórmula
al cien por ciento. Es interesante decir que se cuidó que el
aire que entrará a la zona no traspasara el 3%, con sus respectivos
márgenes hacia arriba y abajo, ya que dicha variable puede intervenir
en el comportamiento del concreto que se espera. El concreto de la primera
unidad era pastoso, por lo que se extendió con muchas dificultades.
Este primer intento nos dejó muchas dudas e incertidumbre porque
el concreto no era manejable”, rememora el especialista, quien
afirma que en ese momento pensó que lo prometido no se podría
llevar a la práctica.
“La segunda olla fue más manejable y la tercera se extendió
bien, de tal forma que la gente empezó a darle el pulido. Estábamos
a la intemperie con el calor normal de la zona –más o menos
25 grados– con corrientes de aire en un piso granulado; es decir,
en condiciones poco favorables. Dejamos que el concreto
reposara una semana; se le agregó agua y se le cubrió
con plásticos para evitar que el piso tuviera un secado abrupto
y perdiera rápidamente la humedad”, afirma.
“Cuando regresamos a ver la muestra descubrimos un piso blanquecino,
muy atractivo a la vista, aunque al entrar en contacto con el oxígeno
desapareció el tono claro. Fue entonces, dice el entrevistado,
que se lavó la superficie para detectar si había fisuras
o mapeo, “y sí, desafortunadamente apareció lo que
conocemos como piel de cocodrilo”.
Los valores especiales de este concreto no convencían. La gente
de LACOSA defendía el producto y hacía referencia a que
las condiciones en que se había efectuada la prueba no fueron
propicias. “Su actitud fue positiva y en todo momento nos mostraron
confianza y respaldo. Me aseguraron que el comportamiento del material
sería diferente cuando coláramos los pisos en el centro
de distribución, pero la verdad es que me quedé inquieto”.
Un desenlace feliz
Todo estaba en contra de LACOSA porque la constructora encargada del
súper almacén tenía pactados sus tiempos y el retraso
en la obra podía llevarla a tener pérdidas considerables.
No obstante, se dio un voto de confianza a la concretera para tener
una nueva prueba sólo que ahora, directamente en las instalaciones
del Centro de Distribución. “Hicimos una piedra de unos
300 m2, sin paso de aire y sol; para evitar al máximo la fricción
entre el piso de soporte y la capa de concreto se le adicionó
una capa de polietileno a toda la superficie, la cual estaba perfectamente
nivelada, con su plástico, un armado de varilla de media cada
40 centímetros y una sola capa en el tercio al 20 de espesor”.
La prueba fue todo un éxito, por lo que se dio el banderazo para
que se empezaran a colar cada uno de los tramos (18 en total). No había
tenido este tipo de experiencias y tampoco la constructora para la que
trabajo”, dice el ingeniero Hernández Ramírez, quien
afirma de manera categórica que “son pisos que sí
funcionan, muy estéticos y sin cortes. Se trata de piedras enteras,
bonitas y limpias que evitan que haya modulación. Sabíamos
que estas piedras iban estar sometidas a temperaturas muy bajas, y que
sólo en el 10% de la superficie escaparía al frío.
Así es porque en el área de almacenamiento de frutas y
verduras la temperatura es de 5 grados, hay otra, en la que se alojan
refrigeradores de cien metros de largo por 15 de ancho, en la que hay
un clima permanente de -3 grados, y una más en la que el frío
llega a -23 grados. ¿Qué piso podría soportar
estas temperaturas sin sufrir de grietas o fisuras? Sólo
conozco éste, el de contracción compensada, una experiencia
que nos hizo crecer profesionalmente”, concluye Hernández
Ramírez.