El concreto es un material que contiene pequeños
poros y capilares, a través de los cuales penetran diversos elementos
corrosivos, tales como agua, iones de cloruro, oxígeno, dióxido
de carbono y otros gases, que pueden llegar hasta la varilla de acero
que forma la armadura. En cada mezcla de concreto, a partir de ciertos
niveles críticos de elementos corrosivos, el acero se despasiva
e inicia la corrosión.
El concreto posee buena resistencia a la compresión, pero poca
a la tensión, cuando el hierro se corroe, los productos de la
corrosión que se forman son de dos a diez veces más voluminosos
que el acero original, lo que genera tensiones que cuando sobrepasan
la resistencia a la tensión del concreto provocan su agrietamiento
y fragmentación. Y una vez que se ha producido el agrietamiento,
la capacidad estructural del elemento en cuestión puede verse
amenazada, siendo necesario llevar a cabo costosas reparaciones para
prolongar su vida útil.
Prevención de la corrosión
El método más económico y efectivo para minimizar
el riesgo de corrosión de las armaduras de acero es garantizar
que el recubrimiento de concreto que las rodea tenga las condiciones
necesarias de espesor, densidad e impermeabilidad, de lo contrario,
es importante proteger las varillas de acero para evitar su corrosión.
Por supuesto, el método más utilizado para proteger el
acero de la corrosión es aplicando un recubrimiento que forme
una barrera con el medio que lo rodea, dicha protección dependerá
de la calidad del recubrimiento, su composición y el espesor
del mismo, previniendo de esta manera el ataque del medio ambiente.
Una forma de lograr lo anterior es mediante un revestimiento con zinc
metálico. Los revestimientos de zinc proporcionan una protección
de sacrificio lo que significa que si se produce un desperfecto que
deje al descubierto el acero base, el ataque del medio ambiente se concentrará
preferentemente en la capa de zinc circundante, proporcionando así
una protección electroquímica al acero expuesto.
Gracias a ello, los recubrimientos de zinc no pueden verse debilitados
por los productos de corrosión, como ocurre con otros recubrimientos.
El proceso de galvanizado por inmersión en caliente permite obtener
un revestimiento continuo de zinc metálico sobre las varillas
de acero, mediante la inmersión de éstas en un baño
de zinc fundido a 450°C, con lo cual se crea una barrera impermeable
que aísla la superficie del acero de la agresividad del ambiente.
La estructura de los revestimientos galvanizados en caliente ofrece
ventajas importantes con respecto a otros recubrimientos.
El revestimiento galvanizado está unido metalúrgicamente
al acero base, lo que crea un recubrimiento cuya adherencia es superior
al de cualquier otro. Cabe decir que la mayor resistencia a la corrosión
de la varilla de acero galvanizada permite una mayor tolerancia a los
diferentes tipos de concreto.
El revestimiento de zinc proporciona protección frente a la corrosión
de las armaduras de acero, antes de que éstas sean embebidas
en el concreto. Estas características de las armaduras galvanizadas
reducen sensiblemente el riesgo de que se vean afectadas, lo que prolonga
los intervalos de mantenimiento de las estructuras y reduce sensiblemente
su costo de conservación. Por lo general, las varillas de acero
galvanizadas pueden tratarse del mismo modo que la varilla ordinaria
exentas de protección, pues el revestimiento es tan duro como
el propio acero y no requieren precauciones especiales durante su manipulación,
transporte e instalación en la obra.
La fuerza de adherencia de la varilla de acero galvanizada
al concreto, no es inferior a la varilla de acero sin recubrimiento,
y en muchos casos resulta incluso más elevada. Esto permite utilizar
las mismas especificaciones de diseño del concreto armado (tamaño
de las varillas, longitudes de traslape, etc.) que se aplican en el
caso de las armaduras de acero exentas de revestimiento.
Aplicaciones
El uso de varillas de acero galvanizadas y otros accesorios (tales como
pernos, ataduras, anclajes, espigas y tuberías) se ha generalizado
en numerosas obras en el mundo como son el Centro Nacional de Tenis,
Melbourne, Australia, los edificios de escuelas universitarias en Londres,
el muelle de Riva di Traiano, en Roma, las oficinas del puente de Westminter,
en Londres, en el puente de St. Nazarie, en Francia, en el teatro de
la Ópera de Sydney, en Australia, en la Universidad de Wisconsin
y en el viaducto de Toutry, en Francia. Por su parte, en nuestro país,
el acero galvanizado ha sido ampliamente utilizado en el puerto de Veracruz,
debido a la agresividad del ambiente y a una acertada promoción.