“solamente el un o por ciento
de los edificios en México tienen procesos automatizados si endo
qu e todos los in muebles lo necesi tan en mayor o menor medida”.
El inmueble también contempla la instalación
de monitores que detectan el dióxido de carbono y garantizan
aire fresco, así como un sistema que recolecta y recicla agua
de lluvia.
Cerca de este edificio se erige la que será
la nueva sede del diario The New York Times, que tendrá un jardín
interno descubierto y una tubería de cerámica que calibra
la entrada de luz solar. Otro proyecto a destacar es la Torre Hearst,
cuyo armazón emplea 20% menos acero que una estructura promedio,
lo que representa un ahorro de aproximadamente 2 mil toneladas de este
metal.
La visión mexicana
En México, la entidad más reconocida dentro del rubro
de la automatización de inmuebles es el Instituto Mexicano del
Edificio Inteligente AC (IMEI), organismo que desde 1991 aglutina a
los profesionales en la materia y que tiene como objetivo la difusión
de los conceptos relacionados con la planeación, construcción,
equipamiento y operación de edificios inteligentes.
Para conocer más sobre este tema y la situación que guardan
las empresas y profesionales de este ramo, Construcción y Tecnología
se acercó al ingeniero Rodolfo Hernández Cerón,
presidente del IMEI, quien comenta que el organismo que preside tomó
auge aproximadamente hace 10 años, “cuando empezó
el boom inmobiliario, aunque ahora ha tomado plena vigencia la denominación
de edificios verdes, lo cual denota una preocupación por la sustentabilidad
y el cuidado al impacto ecológico”. No obstante –agrega
el experto en electrónica egresado del Instituto Politécnico
Nacional– pese al interés que existe por este tipo de sistemas
“solamente el uno por ciento de los edificios en México
tienen procesos automatizados siendo que todos los inmuebles lo necesitan
en mayor o menor medida.
Los proyectos residenciales de nivel medio alto y alto
ya empiezan a considerar muchos de estos aspectos, aunque la mayoría
lo hace en el renglón de la seguridad”.
Debemos educar a la población para que prefieran materiales y
sistemas de vanguardia, como las ventanas que permiten el paso de la
luz sin que transmitan elevados índices de energía térmica,
aislamientos en los techos, recubrimientos, celdas solares, colectores
de agua y azoteas verdes. Son elementos, dice el entrevistado, que hoy
día son más caros que los convencionales, pero que a la
larga suponen un ahorro considerable. “Ya hay proyectos de este
tipo y existen muchos arquitectos e ingenieros que empiezan a considerar
este concepto. En algunos lugares en el que las viviendas requieren
de aire acondicionado se han establecido programas de financiamiento,
o bien, el cambio del equipo viejo por uno nuevo más eficiente
y de menor consumo. Existe esta parte, y también está
la otra, la que correspondería a lo que comúnmente se
conoce como edificio inteligente, hablamos de las construcciones asentadas
en el corredor Reforma o Insurgentes, el Centro Histórico o Santa
Fe, que no pueden concebirse sin el mínimo indispensable en materia
de automatización y sistemas de protección”, dice
Hernández Cerón. Inversión a
largo plazo
El avance científico en muchos de los campos de la vida humana
es vertiginoso. Es por ello que un edificio que se precie de ser inteligente
deberá estar dotado de una estructura que resista al menos tres
generaciones de mejoras tecnológicas, al tiempo que provea a
sus habitantes de los mejores sistemas de energía, confort, seguridad,
preservación de la vida y telecomunicaciones En la práctica,
un inmueble deberá ser confortable, pero también tendrá
que contar con los elementos necesarios para que una persona sea más
productiva y eficiente. Así, habrá que cuidar que haya
suficiente luz natural y la atenuación del calor para reducir
el consumo de energía. También un moderno sistema de aire
acondicionado que provea mayores zonas de confort, así como sistemas
de seguridad eficientes y telecomunicaciones de vanguardia que aceleren
el desarrollo de los negocios. Implementar estos procedimientos hará
que se reduzcan los gastos de operación del edificio, que haya
menor riesgo por algún error humano tanto en situaciones cotidianas
como en las de emergencia y que se mejoren las condiciones generales
de trabajo,
sin embargo, tal parece que estos beneficios están ocultos para
la mayoría de los profesionales del ramo. Cabe decir que es reducida
la cantidad de personas inmiscuidas en el renglón de la construcción
que se interesa por dotar a sus edificios de estos avances, dice el
presidente del IMEI.
“El problema de México es que lo que no
es obligatorio y se queda a nivel de recomendación, no se hace.
Si no se le dan beneficios extras a la constructora o inmobiliaria pues
no se va a poder detonar un boom expansivo. Muchos sí lo hacen
pero éstos pertenecen a grandes transnacionales, corporativos
que dentro de sus políticas integran los costos de estos implementos.
La inversión del edificio se debe ver a los 20 años, es
decir, que se debe considerar lo que cuesta construirlo, más
los gastos de operación, porque allí están todos
los ahorros escondidos. Es decir, que muchos de los propietarios de
los inmuebles no contrataron a gente capaz para sacarle jugo a los sistemas,
y de esta forma de nada vale tener un esquema inteligente si el operador
no le pone horarios a la
iluminación o ajustes al aire acondicionado”, señala.
En la actualidad, explica el experto en ingeniería electrónica,
la automatización de un edificio representa el .75% de los costos
totales, muy diferente a lo que sucedía hace 15 años,
cuando había que invertir el 3% del total. Este dato y muchos
más son desconocidos por el grueso de los constructores. En este
sentido, el IMEI trabaja para que haya más divulgación
de este tipo de temas, acota.
Difusión y normas
El esfuerzo que realiza el IMEI para difundir la importancia de los
sistemas inteligentes se ve materializado en la reunión que sostiene
mensualmente con sus miembros y con los especialistas que quieren saber
más sobre estos tópicos. Además, dice el ingeniero
Hernández Cerón, “participamos en diferentes foros
y organizamos seminarios, talleres y nuestro diplomado anual en edificios
inteligentes, el cual está muy enfocado a los que están
en este medio y a los jóvenes recién egresados de las
carreras de ingeniería y arquitectura. Algo digno de destacar
es el trabajo que realizamos con instituciones gubernamentales, para
que el concepto de la sustentabilidad crezca entre los constructores
e inmobiliarios. Queremos que se realicen guías de recomendaciones
que eventualmente puedan convertirse en una regla o norma y que, al
cumplirse, les ofrezca ventajas adicionales como la agilización
de sus trámites o permisos”,
establece.
En México, lamentablemente no hay ninguna norma en relación
con la automatización de inmuebles y lo poco que existe es la
resultante de tropicalizar lo que ya se estableció en el extranjero.
“Yo diría que no se trata de inventar el hilo negro, sino
de tomar lo mejor de lo que hay a nivel internacional y adaptarlo y
regularizarlo a la necesidad local. Es muy diferente construir en la
parte norte de la zona metropolitana, a hacerlo en el sur; y lo mismo
sucede a nivel nacional porque los materiales deben ser propios de la
zona para que haya una armonía, algo integral y sustentable”.
El futuro de este organismo parece ser muy halagador “ya que trataremos
de que el IMEI salga de la zona metropolitana y se avance en algunos
convenios que ya se tienen platicados con asociaciones de ingenieros
y arquitectos, así como con escuelas o universidades. Creo que
es importante nuestra aportación en foros universitarios para
concientizar a los muchachos de la grave situación en relación
con los recursos naturales, e informar sobre las alternativas tecnológicas
que existen al día de hoy para poder manejar este tipo de proyectos”,
afirma.
Con los edificios inteligentes debe ocurrir lo mismo que cuando surgieron
las videocaseteras, concluye el directivo, “que en el momento
que se volvió una cuestión masiva las ventas se dispararon
y entonces los costos se hicieron más accesibles. Tenemos que
hacer más fuerte la labor informativa y de educación para
que, por ejemplo, haya más personas que se animen a invertir
cinco mil pesos en un calentador solar en vez de uno de gas de $1,800,
que le perdamos el miedo al conocimiento y en ese mismo sentido será
posible que los costos disminuyan. Tal vez dentro de cinco años
veamos una demanda mucho más fuerte de este tipo de tecnologías,
pero mucho depende de la información que le brindemos al consumidor
tradicional”.
Foto: www.wikimedia.org. Sede del New York Times,
New York.
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Contacto con el IMEI |
• Avenida Paseo de la Reforma 505, piso 9, suite A, colonia
Cuauhtémoc (Torre Mayor).
• Teléfono: 52 12 13 10 al 12
• Mail: imeigl@prodigy.net.mx
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