La sustentabilidad busca dejar de ser un adjetivo para convertirse en sustantivo. La verdadera arquitectura, por ejemplo, no debe denominarse “arquitectura sustentable”. Es arquitectura, ya que, si es de calidad, deberá tener de manera intrínseca, aspectos propios de la sustentabilidad (como pueden ser el ahorro de energía, una buena orientación o el uso de ventilación natural).
Por esta razón, es necesario ver a la sustentabilidad como un todo que engloba desde acciones sencillas de aplicar, como puede ser el ahorro de agua en los sanitarios; hasta acciones de gran envergadura, como lo es la obra que presentamos como Artículo de Portada: La compuerta el Macayo, una pieza de alta ingeniería civil que busca beneficiar a la población de los estados de Chiapas y Tabasco, no sólo es ejemplo de calidad en la construcción, sino de cómo la sustentabilidad, llevada al terreno de lo social, genera una mejor calidad de vida, objetivo principal de todos, sin duda alguna.
Por otro lado, en nuestra sección Arquitectura, presentamos un interesante espacio museográfico, el Museo Perot de la Naturaleza y la Ciencia, ubicado en Dallas, Texas; muestra de cómo el concreto se acopla perfectamente, bajo un planteamiento coherente, como fue el desarrollado por el despacho creador: Morphosis, comandado por el arquitecto Tom Mayne. En esta obra vemos cómo se ejerce la buena arquitectura, esa que no necesita de adjetivos.