LAS EMPRESAS chinas están dando la espalda a México en una ola de desinterés que podría durar años, recelosas por la cancelación de dos proyectos de alto perfil que se esperaba iniciaran una nueva era de negocios entre los dos rivales manufactureros. México está desesperado por devolver la relación a la normalidad tras la sorpresiva cancelación este año de un multimillonario proyecto de tren de alta velocidad que había ganado en 2014 un consorcio encabezado por una empresa china, en una decisión que causó molestia en Pekín.
El país ha buscado inversiones de China en proyectos como el nuevo aeropuerto de Ciudad de México, un proyecto de red inalámbrica del Gobierno y su recientemente liberalizado sector energético, en un intento de reducir su dependencia de Estados Unidos y compensar una caída del precio del petróleo.