ESPACIO CON HISTORIA
El Toreo de Cuatro Caminos fue un emblemático recinto de convivencia social para los capitalinos y habitantes de la zona norte del Estado de México. Localizado en el municipio de Naucalpan, su construcción tuvo origen cuando Don Armando Bernal adquirió en la década de los 40 la antigua plaza de toros de la Condesa para dar paso a lo que hoy en día es el Palacio de Hierro Durango (colonia Condesa). El recinto se construyó intentando su reubicación y comenzó a ser utilizado como plaza de toros, fue ampliada, techada y dotada de un ruedo que mediante una compleja mecánica debió haberse movido, lo cual nunca sucedió.
Con el tiempo, la mancha urbana lo rodeó y en los 60 se construyó el Boulevard Manuel Ávila Camacho (Anillo Periférico). Al paso de los años, este espacio siempre inacabado, la presencia del campo militar, la llegada en los 70 de la terminal del Sistema de Transporte Colectivo Metro y su gigantesca estación de transferencia, hizo que el deterioro de la zona aledaña al recinto se hiciera más notorio. El declive continuó durante casi tres décadas, con intentos esporádicos de los dueños o de empresarios externos para revitalizar el inmueble. Uno de de los ejemplos más claros fue la propuesta de construir un centro comercial dentro del domo, proyecto del arquitecto Juan José Díaz Infante que nunca llegó a buen fin.
La ciudad continuó su extensión y los predios se hacían más escasos, iniciándose una tendencia inédita de adquisición y demolición de inmuebles en uso para sustituirlos por desarrollos más modernos y eficientes. A esta inercia inevitable se sumó todo este predio y por lo tanto, al concluir la primera década de este siglo se consolidó su adquisición por parte de Grupo Danhos con la finalidad de albergar uno de los proyectos inmobiliarios más importantes de los últimos años, El Toreo.
Esta zona vio así la gran oportunidad de transformarse por su localización y vincularse a zonas estratégicas del Estado de México y del Distrito Federal, por ejemplo al nuevo Polanco. Adicionalmente, con las nuevas vialidades realizadas en segundos pisos permitían que zonas más alejadas como el Pedregal de San Ángel en el sur o Cuautitlán Izcalli en el norte, pudieran llegar a este sector en tan sólo 20 minutos, con lo que el proyecto competirá de manera muy favorable con centros comerciales urbanos en colonias, que aunque de altos ingresos, presentan niveles de congestión significativos.
El predio con una superficie de 27,000 m2 sería un nuevo polo de desarrollo comercial que acorde con los tiempos actuales permite una mejora sustanciosa de su entorno, el diseño urbano arquitectónico recaería en la figura del despacho Sordo Madaleno Arquitectos, el cual es encabezado por el arquitecto Javier Sordo Madaleno, heredero y conocedor de una larga lista de proyectos de esta naturaleza.
PREFABRICADOS A ESCENA
Como se sabe, ITISA se ha convertido en uno de los grandes referentes de la industria de la construcción y muy específicamente del sector de los prefabricados. Hoy en día su participación en obras de gran envergadura sigue creciendo y no se reduce al campo de la ingeniería, por el contrario en años recientes el sector del diseño arquitectónico ha encontrado en esta empresa un gran aliado para dar soluciones de gran calidad y nivel constructivo a todo tipo de propuestas.
En el caso de El Toreo, la empresa formó parte de un concurso de licitación para adquirir el contrato como proveedor de los elementos estructurales en dos de sus sectores de relevancia, el centro comercial y el estacionamiento, la primera fase de este desarrollo que en un futuro se complementará con un sector de oficinas y viviendas, así como un hotel.
Construcción y Tecnología en Concreto conversó con el ingeniero Rafael Diez Gutiérrez, Director de Prefabricados de ITISA , quien afirmó que “haber ganado la licitación y participar en esta encomienda es muy relevante para la empresa, debido a que se trata indudablemente de un proyecto emblemático y muy ambicioso que va a desarrollar y detonar toda la economía de la zona y que representa una gran conjunción de factores entre el gobierno, la parte del desarrollador inmobiliario, la arquitectura y la ingeniera conceptual del ingeniero estructural José María Rioboó”.
El encargo no era algo sencillo pero tampoco algo que la empresa no tuviera la experiencia o el conocimiento para realizar. Sin embargo, hay que decir que tenía un alto grado de complejidad: había que desarrollar más de 180,000 mil m2 de construcción en menos de diez meses, tomando en cuenta una alta precisión en la logística para sacar adelante el reto de trabajar en una zona caracterizada por calles sin detrimento de la innovación y el cumplimiento cabal de las necesidades del cliente en tiempo y forma.
Al comenzar los trabajos, los prefabricadoresdefinieron un sistema constructivode acuerdo al área de trabajo y tiempos deconstrucción que requería el proyecto,considerando que ahí es donde juega unrol importante. “El prefabricado tiene lagran ventaja de hacer ingeniería y produccióncuando se está llevando a cabola excavación, lo cual representa ventajaspara mantener el ritmo de construcciónprogramado y reducir las incomodidades que puede implicar una obra de esta escala en las zonas aledañas”, explica Diez.
Se sabía que este proyecto requería un sistema constructivo eficiente y aunque previamente se evaluaron otras alternativas como realizar la estructura con concreto armado o acero, ambas fueron descartadas por el costo y lo difícil que resultaba implementarlos en la obra. “Meter un cúmulo de gente muy grande para colar en sitio era complicado además de que la calidad siempre es difícil de controlar, y un sistema metálico era algo costoso y no garantizaba los claros requeridos para la estructura necesaria -por normas de seguridad había ciertas limitaciones-. Y así fue como entre la parte de ingeniería, arquitectura y la desarrolladora optaron por el prefabricado, resultando la mejor opción”.
ENSAMBLE Y LOGÍSTICA
Una vez planteado todo el escenario, se
realizaron varias reuniones con el personal
del ingeniero José María Rioboó, el desarrollador,
los arquitectos y en su conjunto
se definieron todos los detalles de los elementos
a emplear, así como las revisiones
técnicas pertinentes para la obra.
Diez Gutiérrez explica un hecho significativo
“el haber cubierto claros de hasta 22
metros con una estructura bastante limpia,
conjuntada arquitectónicamente a base
de columnas monolíticas prefabricadas de
aproximadamente 34 m y algunas de 37 m
y hasta 39 m de altura en secciones de 1.20
metros x 1.20 metros. En otros sectores se
realizó la ingeniería en columnas segmentadas
debido al peso de la misma estructura
y también se utilizó el sistema de entrepiso
en doble T, toda una solución innovadora por
parte del equipo de Rioboó que nos exigió varios
acercamientos técnicos para desarrollar
adecuadamente el producto y que a la postre
fue un éxito rotundo”.
Trabes portantes y de rigidez, así como
losas TT son parte de las soluciones que se
emplearon con un ancho de 4 m para claros de
16 m (claros de 8m x 16m y 16m x 16m). Todos
estos elementos fueron empleados en tres
sótanos del estacionamiento, el Power Center, la Planta Baja y los tres niveles del centro
comercial, teniendo un montaje promedio
mayor a 12,000 m2 por mes, instalándose al
término de la obra más de 140,000 m2 de
estructura prefabricada de concreto.
No puede dejar de mencionarse que
todas las piezas cuentan con un registro
de calidad que cumple con la certificación
ISO 9000 y procesos industrializados
avalados no sólo en México sino en Europa
y parte de Sudamérica donde la empresa ha
compartido las mejores experiencias, gracias
a lo cual ha tenido también la oportunidad de
desarrollar productos de alta calidad.
Sin dejar de lado la mención, es el director
de prefabricados de ITISA quien enfatiza
que el concreto usado en esta obra posee
un f´c= 600 kg/cm2, un concreto de alta
resistencia fabricado en sus propias plantas,
verificado en conjunto con el acero, los
moldes y toda la materia prima necesaria
para lograr que cada elemento estructural
obtenga el mejor comportamiento al cuidar
cada una de sus variables de fabricación,
curado, pruebas y ensayes del concreto,
que para esta primera fase a cargo de ITISA
demandó un total de 11,000 mil m3.
SIEMPRE FAVORABLE
Como se sabe, el aprovechar todos los procesos
del prefabricado tiene varias ventajas:
el poder comenzar la producción antes de
iniciar la obra, la velocidad de montaje, así
como la seguridad de todos los involucrados.
En este caso la ejecución en obra fue
limpia, no se reportó accidente alguno. Y
viendo otros aspectos, debe tomarse en
cuenta que un mismo proyecto colado en
sitio se tardaría aproximadamente un 30%
más de tiempo y costo, así como depender
rigurosamente de la calidad de los recursos
humanos, la cimbra y la logística para
involucrar a tantas personas, lo que sería
altamente complicado.
El prefabricado –indica Diez– como
sistema constructivo se comportó en esta
obra a la altura y “yo creo que poco a poco
se está viendo que el prefabricado es una
opción altamente recomendable para la
edificación comercial, adicional a lo que por
tradición se ha usado en distribuidores viales,
pues su proceso implica en ambos casos
altos estándares de ingeniería, desarrollo y
lo más impórtate, la logística en conjunto de
arquitectura-desarrollador-ejecución para
lograr grandes resultados”.
El prefabricado como sistema constructivo
ha evolucionado y hoy en día es altamente
competitivo: hay mayores claros con
menores peraltes y esto abre una ventana
arquitectónica bastante interesante. “Por
eso es motivo de orgullo saber que con el
mismo grupo desarrollador hace años hicimos
Plaza Delta (Ciudad de México) y hoy
con una renovación y avances significativos
hemos dado otra solución a un proyecto de
mayor envergadura. Que la misma empresa
nos siga seleccionando es motivo de nuestro
más amplio orgullo, la fórmula es simple:
para nosotros toda obra de nuestro cliente
pequeña o grande es el proyecto más importante
que tenemos”, concluye.