EL DESARROLLO sustentable se ha definido como el ”desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades que tienen las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.
Aunque pudiera considerarse un término antiguo, la verdad es que el concepto de desarrollo sustentable se popularizó mundialmente cuando se difundió el informe “Nuestro Futuro Común” (1987), justo en los trabajos previos a la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992.
A partir de entonces y gracias a la irrupción de Internet, entre otros factores, el mundo entero empezó a intercambiar todo tipo do información para proteger al planeta. De manera protagónica, la industria de la construcción, uno de los ejes económicos más importantes del orbe, ha levantado la mano para investigar e implementar acciones específicas que impidan el deterioro del entorno en el que se asientan las plantas productoras de cemento y, al mismo tiempo, apoyar proyectos relacionados con la generación de materiales y métodos de edificación “amigables” que ayuden al ahorro de recursos no renovables.
AQUÍ, ALLÁ Y EN TODAS PARTES
Una experiencia por demás alentadora es la del gobierno de Chile, que ha puesto manos a la obra en la configuración de una estrategia de construcción sustentable, que busca optimizar los recursos naturales y los sistemas de edificación, de tal modo que minimicen el impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas.
En Chile se ha realizado una alianza con la organización británica Building Research Establishment (BRE), cuya finalidad es desarrollar estándares elevados de sustentabilidad para las viviendas, a partir del conocimiento de las particularidades geográficas y climáticas de las regiones del país sudamericano. Con esta herramienta se pretende acelerar la transición hacia viviendas bajas en emisiones de carbono, que disminuyan el consumo de energía y que utilicen tecnología de punta.
Por otra parte, resulta interesante conocer los resultados que arrojó una encuesta realizada en 2011 entre 1,200 arquitectos de seis países europeos (Alemania, Francia, Italia, España, Reino Unido y los Países Bajos. Todos los participantes coincidieron en que la sustentabilidad no es una moda pasajera y que seguirá influyendo cada vez más en la edificación.
El informe, conocido como el Barómetro Europeo de Arquitectura, dejó en claro que la demanda de materiales y sistemas sustentables aumentó en países como Alemania (del 26% al 53%), Francia (del 26 al 52%) y España (del 5% al 22%). A pesar de las crisis de los últimos años en aquellas latitudes, aproximadamente el 61% de los clientes sigue demandando materiales sustentables.
En 2012, el mismo informe concluyó que la sustentabilidad estaba asociada principalmente al ahorro de energía. Un año después, los arquitectos encuestados dijeron que la sustentabilidad los hace ahorrar dinero.
UNA MIRADA A MÉXICO
En el trabajo Evaluación de la Sustentabilidad Ambiental en la Construcción y Administración de Edificios en México (2010), el ingeniero Odón de Buen Rodríguez señala que la población urbana de México pasó de 42.6% en 1950 a 76% en 2005. En este sentido, apunta el especialista, “la importancia que cobrarán en un futuro los edificios será cada vez mayor al aumentar la demanda por el suelo urbano, cada vez más escaso y por lo tanto los impactos ambientales también se incrementarán”.
El ingeniero de Buen Rodríguez cita en su trabajo que, de acuerdo con la Comisión para la Cooperación Ambiental del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (CCA), las edificaciones asentadas en México son responsables de:
“En este sentido, la sustentabilidad tiene que ser vista con un enfoque integral, que busque la participación de equipos multidisciplinarios que realicen su trabajo en pequeñas escalas de producción. Así, si trabajamos juntos, nuestros trabajos pueden abarcar desde una molécula hasta una planificación urbana regional, pasando por el proceso de producción comprendido entre ambas”, señala en exclusiva para Construcción y Tecnología en Concreto el arquitecto Milton Muñiz Gómez, presidente y fundador del Instituto Mexicano del Edificio Sustentable A.C., quien relata que sería formidable diseñar edificios que imiten la naturaleza, que utilicen la energía solar y que, como lo hacen los árboles, produzcan oxígeno, absorban el carbono, fijen el nitrógeno, destilen el agua y purifiquen el aire”. Buscar la conexión con la naturaleza es algo emocional, dice el maestro en Arquitectura Bioclimática por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero comprender la parte técnica significa todo un reto.
“Comenzar a entender y saber que
existen normas regulatorias, estándares internacionales
y las mejores prácticas disponibles
es un primer paso, pero también hay
que tomar en cuenta que las autoridades,
en muchos casos, desconocen la aplicación
de los reglas. Así, nos enfrentamos ante un
reto porque muchas normas son realizadas
bajo estándares comerciales que satisfacen
a la industria, pero que carecen de una base
científica.
Estas normas se basan en el concepto
de ser menos malo, y menos malo no significa
que sea bueno; estamos basando la protección
del medio ambiente en la premisa
de destruirlo un poco menos. Si pensamos que
protegemos el medio ambiente por dejar de
utilizar un día nuestro auto, estamos equivocados.
Abusamos del término protección,
porque no se protege destruyendo un poco
menos”, enfatiza.
El arquitecto Muñiz Gómez, quien cursó
el Master Of Science in Green Building Degree
en el Institute of Architecture, de San Francisco,
Estados Unidos, relata que en 2010 recibió
un mail con una invitación para asistir a un
pequeño curso de la certificación LEED.
“Cuando salí del curso, tenía más preguntas
que respuestas. Yo había cursado la
maestría en arquitectura bioclimática, y es
por eso que algunos temas no me fueron
difíciles de comprender; sin embargo, no me
quedaba claro cómo sería posible que una
certificación con estándares estadounidenses fuera acreditada en México. Me pregunté: ¿no sería mejor tener una propia?, ¿Un proceso, sistema o metodología que pudiera ser coherente bajo la forma de construcción en México?
De ahí nació
MEES®, Método
de Evaluación de Edificaciones Sustentables,
un documento técnico que engloba los
procedimientos, estándares de la industria,
leyes normativas y que es técnicamente
creíble al constructor y comercialmente
viable”, señala el entrevistado.
DIRECTO AL BLANCO
¿Cuál es la relación de la sustentabilidad
con el concreto, así como las tecnologías
y tendencias más importantes que
existen en otros países en materia de
construcción sustentable con concreto?
En primer lugar, considero que el concreto
está sumamente “satanizado”, pero la respuesta
correcta para este caso y casi para cualquier
tema es la información. Las empresas
deben informar de manera adecuada y asertiva
sobre la capacidad sustentable de sus productos,
en este caso el cemento y el concreto, de
acuerdo con los siguientes criterios: informe
de huella de carbono, contenido de Clinker,
contenido de materias primas alternativas
y el Sistema de Gestión Ambiental. Se debe
hablar, asimismo, de los agregados reciclados
(es decir, desechos de construcción), sitios sustentables (si se producen en un sitio que
cumple con las regulaciones), el modo ecológico
de transporte y los atributos sustentables
de productos, como el aislamiento térmico o
la reflectancia solar, etcétera.
¿Cuál es la situación de México y la
consciencia sobre la normatividad?
Los diseñadores y constructores de edificaciones
sustentables ya están creando
edificios con un consumo de energía significativamente
menor, empleo de energía
renovable, conservación de agua, aprovechamiento
de las fuentes naturales de
iluminación y ventilación, uso de materiales
respetuosos al medio ambiente, minimización
de residuos y generación de ambientes
saludables y productivos.
El IMES ofrece su experiencia y conocimiento
a empresas o personas físicas, que
estén interesadas en certificar un edificio, ya
sea de su propiedad o contratado, a efectos
de reducir el índice de contaminación que
conlleva un edificio, desde la etapa de diseño
hasta la operación del mismo pasando
por la construcción ¿y por qué no? la concientización
de los usuarios finales.
El problema de una empresa desarrolladora
o constructora de inmuebles es que en
muchos de los casos desconoce las normas
oficiales (NOM) que tiene que respetar,
ya que por ley éstas son de observancia
obligatoria. Por otro lado, las autoridades
federales, estatales y municipales, ya sea
por desconocimiento o incluso por omisión,
no hacen respetar dichas normas. Es aquí
donde entra el IMES para apoyar a las
empresas del sector y a las autoridades
competentes, de manera que se apliquen
las NOM correspondientes a cada caso.
¿Cómo se encuentra el mercado en estos
momentos?
El mercado es tan grande como lo es el sector
de la construcción en México, pero ahora
es el tiempo de los edificios nuevos, principalmente
los parques industriales, oficinas,
centros comerciales, aunque poco a poco
se irán sumando los hospitales, escuelas y
desarrollos de vivienda multifamiliar.
¿Qué tal las expectativas?
Queremos crecer para que mucha gente
pueda participar de manera voluntaria
en la validación del programa que hemos
configurado. Estamos en vías de ser un
organismo certificador aprobado por la
entidad mexicana de acreditación (EMA);
actualmente tenemos listo toda la documentación
bajo la norma ISO 17065. Un
objetivo más es convertirnos en operadores
de BREEAM México.