La nueva terminal del Aeropuerto Internacional Reina Alia, en Amán, capital de Jordania, se consolida como puerta de entrada a las maravillas del Medio Oriente.
La ubicación, eficiencia, confort y calidad espacial de los aeropuertos es punto clave para fomentar la atracción del turismo. De ahí que a lo largo y ancho del orbe, las ciudades inviertan en el mejoramiento, así como en la creación de nueva infraestructura en este rubro. Facilitar la movilidad y conectividad de los viajeros, bienes y servicios incrementa no sólo el turismo, sino la competitividad de ciudades y regiones enteras.
Para elevar la capacidad de pasajeros de 3.5 millones anuales a nueve millones, el Ministerio de Transporte del Reino Hachemita de Jordania concesionó a la iniciativa privada mediante un concurso, la renovación, ampliación, mantenimiento y operación del Aeropuerto Internacional Reina Alia (AIRA), ubicado en Amán, capital del país árabe. El aeropuerto fue construido en 1983 y recibe a más del 97 por ciento del tráfico aéreo del país. Desde el año 2000, esta infraestructura empezó a tener problemas de capacidad para atender el crecimiento sostenido del tráfico aéreo.
Los trabajos de ampliación del AIRA incluyeron la repavimentación de la pista de rodaje sur; la actualización y mejora de la terminal existente y la construcción de un centro de transferencia temporal de equipajes. La empresa que ganó la concesión de la operación para los siguientes 25 años fue J & P (O) Ltd.
El despacho encargado de desarrollar el proyecto arquitectónico fue el famoso Foster+Partners, dada su experiencia en los proyectos de los aeropuertos de Beijing (en China), Stansted (en Londres) y Chek Lap Kok (en Hong Kong), así como por su destacada trayectoria en torno al diseño sustentable.
Inspiración local
Para realizar este pr oyecto, el equipo de Foster+Partners estudió a fondo la arquitectura islámica, la historia, el clima y las costumbres locales. Amán es una de las ciudades más antiguas del mundo y actualmente es el centro comercial, industrial y administrativo del reino de Jordania. Con una población aproximada de dos millones de habitantes, esta es la puerta de entrada para los viajeros que visitan las atracciones de los alrededores como son la impresionante Petra y Wadi Rum.
El nuevo edificio, de tres niveles, un sótano subterráneo y 26 metros de altura fue solucionado con base en módulos que se repiten para permitir la expansión futura. El crecimiento previsto es de un 6 % anual que resultará en un flujo de 12 millones de pasajeros para el 2030. La ampliación recién realizada, que estará totalmente terminada en 2014, aumentó la superficie del inmueble de 60 mil a 100 mil metros cuadrados y atenderá el incremento paulatino de pasajeros de aquí a 2020 (hasta 9 millones de pasajeros anuales) con 15 nuevas puertas de embar- que y tres puestos remotos. En 15 años se sumarán 116 mil metros cuadrados con 15 posiciones más para los aviones.
Al centro del edificio están concentradas las áreas de pro-cesamiento de pasajeros, así como las de apoyo como tiendas, restaurantes y salones VIP. Los pasajeros que llegan lo hacen por la planta baja y los que salen, por la alta, ya que están divididos en dos alas. La zona donde se reco-ge el equipaje tiene doble altura y cuenta con seis carruseles. Los interiores de las salas de espera son espaciosos, con mucha luz natural indirecta que se filtra por la cristalera de la fachada y por las rendijas entre las uniones de los módulos de la cubierta.
Las fachadas son de cristal en todo el perímetro para permitir la vista hacia los aviones. Para protegerlas del sol, en el acceso la cubierta tiene generosos aleros que proporcionan sombra, y parteluces en la zona de salas de espera. Estos elementos evitan la ganancia solar y el deslumbramiento. Un aspecto que consideró el proyecto es que en Jordania, cuando la gente viaja, es despedida o recibida por muchos familiares, de allí que haya una gran plaza de reunión con bancas, árboles y espejos de agua revestidos con azulejos oscuros.
El aeropuerto tiene un diseño pasivo altamente eficiente inspirado en las tradiciones locales. El proyecto retoma elementos de la arquitectura islámica como los patrones geométricos en la estructura modular y los patios al aire libre. Estos últimos tienen plantas y espejos de agua revestidos de azulejos oscuros que ayudan a regular la temperatura entre el exterior y el interior junto con la elevada masa térmica que proporciona el concreto, material predominante en esta gran obra aeroportuaria. En lo que toca a la incorporación de energías renovables, el aeropuerto cuenta con paneles fotovoltaicos para generar electricidad.
Una cubierta teselada de concreto
Sin duda alguna, el rasgo distintivo del AIRA es la gran cubierta que comprende más de 80 bóvedas de concreto prefabricado inspiradas en las tiendas hechas con tejido de pelo de camello o de cabra, donde viven los beduinos del desierto árabe. Prefabricados en el sitio, estos elementos tienen poca profundidad y se ramifican desde las columnas de apoyo. La sucesión de módulos cumple con las características de las superficies teseladas que son un sello inconfundible de la arquitectura islámica: no dejan huecos ni figuras superpuestas.
Para absorber la variación térmica de los veranos jordanos, donde las temperaturas suben a más de 40 grados centígrados durante el día y bajan alrededor de 10 grados centígrados en la madrugada, las bóvedas tienen un revestimiento metálico hacia el exterior, que actúa como un escudo térmico.
Esta capa, ligeramente separada del concreto deja una cavidad para el aire de manera que el interior se ventila eficientemente ante cualquier acumulación de calor. Hacia el interior, el concreto queda aparente y está grabado, semejando las venas de una hoja. En la elaboración del concreto se utilizó grava de la región que le dio un tono ocre, similar al de la arena del desierto. Entre las uniones de las bóvedas se dejaron tragaluces en forma de gota para que ingrese la luz natural; estas bóvedas fueron cubiertas con vidrio entintado para evitar el deslumbramiento.
En el comunicado de prensa emitido por Foster+Partners el día de la inauguración del AIRA, Mouzhan Majidi, director ejecutivo de la firma dijo que "el aeropuerto internacional Queen Alia es un proyecto extraordinario. Se ha transformado en un centro de Amán y ofrece un desarrollo crítico para la economía en general a través de los vínculos regionales. El nuevo edificio de la terminal es de bajo consumo energético; permite la expansión gradual y es un símbolo dinámico de Jordania. Nuestra participación desde la fase de diseño conceptual, el apoyo a la selección de los operadores, y el desarrollo del proyecto ejecutivo ha involucrado a muchos de nuestros especialistas, desde arquitectos a analistas del clima, planificadores espaciales y especialistas en geometría".
Colofón
Estratégicamente la posición del AIRA coloca a Amán como el principal centro de la región de Levante que incluye a Siria, Líbano, Palestina, Israel y Chipre. El costo aproximado de esta magnífica obra fue de 675 millones de dólares.