Los diseñadores industriales Eugenio Gómez Llambi e Iván López Prystajko conformaron en 2008 Grupo Bondi, cuando participaron en la muestra “Banquitos al poder sin respaldo oficial”. Cada uno de estos profesionales, que desarrollan su trabajo en Argentina, incorpora su propia creatividad para generar mobiliario, en especial para los espacios públicos.
Lo que caracteriza a su obra es que realizan piezas en concreto pero que semeja otros materiales, como los textiles o la piel. En este sentido, el llamado “Banco Buenos Aires”, es una obra detenida en el material durable del concreto; pero que al verlo, pareciera sacado de un palacete francés o de un añoso castillo inglés. Se trata, como ellos mismos dicen, de “jugar con algunas contradicciones; como por ejemplo, hacer un objeto que por su forma, pareciera estar diseñado para estar en el interior de un espacio”; pero que ellos, gracias al concreto, lo llevan al exterior, por ejemplo, a un paradero de autobuses. Asimismo, el generar una obra que en su forma pareciera blanda, pero que en realidad es dura (por ser de concreto), también forma parte del juego.
En sí, sus piezas de concreto, no sólo las bancas, son el resultado de muchas pruebas y aplicaciones de procesos productivos no tradicionales y experimentales. Estos diseñadores, comentan, no definen la forma de los bancos sino que son el resultado del proceso productivo y esto además, se traduce en un menor consumo de recursos ya que el comportamiento del material no es forzado. Cabe decir que sus productos los venden de forma directa. Las piezas de concreto han tenido un éxito particular y son admiradas y adquiridos por estudios de arquitectura o para proyectos de arquitectura urbana y de paisaje. No sólo la originalidad, sino también el hecho de que son piezas durables e inmunes al clima, las hacen también altamente atractivas.