na plaza pública es sin duda el espacio abierto de una ciudad que con mayor fidelidad refleja las relaciones sociales que esta propicia: se trata de un lugar público donde se observan con fidelidad la esencia histórica de un lugar pero también, los perfiles económicos, sociales y políticos de sus habitantes. Es un lugar de todos donde lo público es el mayor bien de una comunidad. Donde el pavimento, la superficie plana, lo horizontal y homogéneo perdura, simboliza y ejemplifica la igualdad de unos con otros.
Con todos estos atributos y relevancias particulares,
podemos mencionar a la plaza Plaza
Naqsh-e Jahan que con sus 84,000 metros
cuadrados, es la mayor plaza del mundo, sólo
detrás de la Tiananmén en Beijing, China. Esta
plaza que se integra por zonas duras de concreto,
cuerpos de agua y áreas verdes rodeadas
de la arquitectura Islámica más tradicional,
se ubica en el centro de la ciudad de Isfahán y es conocida popularmente como la Plaza del
Imán. En 1979 fue declarada Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco por la importancia de
los edificios que hay en ella -la Mezquita Real,
la mezquita del jeque Lotfollah, el pórtico de
Qeyssariyeh y el palacio de la dinastía Timúridalos
que reflejan la cultura, las creencias y las
tradiciones del lugar.
Este espacio se ha consolidado como un
lugar de convivencia multicultural, punto de
encuentro y de gran fuerza estética para la
ciudad, al que día a día llegan cientos de personas
a disfrutar de los jardines que hay en
el centro de la plaza o de los cafés y tiendas
que hay en sus alrededores. La construcción
de la plaza comenzó a principios del siglo
XVII y actualmente es considerada una de
las más bellas del mundo.