Afortunado en la vida, dedicado al aprendizaje de la geofísica y al basquetbol el Ingeniero Mario Benhumea se forjó en ese México “limpio y seguro, sin drogas, donde los jóvenes jugaban en las calles y se tomaba agua del grifo. Un sitio donde se podía caminar seguro por las noches entre las calles desiertas de la ciudad. Un México donde las muchachas eran recatadas y con valores religiosos, inclusive en zonas marginadas. No nos apuraba trabajar para conseguir dinero, sabíamos que llegaría”, expresó Mario Benhumera.