Las obras de ingeniería y de arquitectura realizadas en la Roma clásica ya mostraban indicios de la utilización de materiales prefabricados en la construcción. Los romanos vaciaban el concreto dentro de moldes para elaborar piezas que facilitaban las operaciones en el sitio de trabajo. Esta técnica les permitió construir estructuras complejas como acueductos, túneles y box coulverts.